Relaciones tóxicas. | Mi historia.

Relaciones tóxicas.


En nuestra vida todos tenemos una historia de una relación tóxica, ya sea que la vivió una persona cercana o sea una historia propia, quizás en diferentes magnitudes, pero no deja de ser lo que es. Aquí te cuento la mía.

En el liceo siempre fui alguien un poco tímido e introvertido, lo cual me hizo tener pocas relaciones durante ese transcurso. Mi primera relación verdaderamente seria terminaría marcándome para siempre, y no precisamente por ser mi primer amor. Estudiaba conmigo, era nueva en mi salón y al poco tiempo se hizo amiga de mis amigos, y en consecuencia amiga mía también... Desde el primer momento me gustó, congeniábamos muy bien y hasta hacíamos bonita pareja.

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Las cosas empezaron muy bien, salidas, chistes, amor y buenos ratos. Como cualquier adolescente pensé que sería así para siempre. Los primeros meses casi todo fue color de rosa, discutíamos, como cualquiera, pero siempre arreglábamos las cosas. Pero pronto comencé a notar cosas que antes quizás no les daba importancia. Su comportamiento me resultaba algo extraño, pero pensé (como inexperto) que todas las relaciones eran así, que era algo que se debía aguantar porque si.

Odiaba a mis amigos: Aún si también eran los suyos, odiaba que pasaran tiempo conmigo, porque eso me quitaría tiempo con ella, odiaba que fuera a sus casas, porque eso significaba que no iría a la suya.

Eso me ponía en un dilema, o era ella, o eran mis amigos. Siempre he sido el tipo de persona que aprecia mucho a sus amigos, entonces... Eso nos llevó a muchas peleas. Eso siempre me desgastaba, y me hacía sentir mal, estar en el medio de todos y sentirme culpable por ello, era una de las peores sensaciones que recuerdo. Ella siempre me decía que ellos no me valoraban como ella, y que si quería seguir teniendo novia tendría que madurar y dejarlos. (Muy estúpido, lo sé, pero en aquel entonces no me daba cuenta de ello.)

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Dependencia emocional: Todo empeoró cuando salimos de vacaciones, no vivíamos cerca y eso era un problema para poder vernos, los problemas aumentaban y mi autoestima disminuía, llegué al punto que si no tenía su aprobación sentía que no estaba bien, y ella lo notó y lo usó a su favor. Cualquier cosa que no fuera por o para ella estaba mal, no servía, o no valía la pena. Solía decirme que "¿quién más te va a querer que yo? Ni siquiera tienes músculos ni nada". Y yo, al ser alguien introvertido me afectaba mucho. Toda mi vida tenía que girar al rededor de ella, y cuando no era así, estaba haciendo las cosas mal, perdí mi privacidad, mis contraseñas de redes sociales, y hasta la de mi teléfono. "Para tenernos más confianza" era la excusa...

Yo siempre era el culpable: Cada pelea, cada discusión yo siempre tenía la culpa, por más estúpida que fuera la situación yo tenía la culpa. Me echaba siempre en cara mis errores, así hubieran pasado meses atrás, así ya no importaran, en cada discusión salían a relucir todos y cada uno de ellos. Yo trataba inútilmente de que se llevara bien con mis amigos, de que se sintiera a gusto con todos pero nunca quería, y siempre que salíamos en grupo terminábamos discutiendo y yo terminaba con el ánimo por el piso, arrepintiéndome de haber salido de la cama ese día.


Se victimizaba: Cuando le reclamaba algo, es que no estaba bien de salud, que no dormía bien, que tenía problemas en su casa a causa mía o tenía "problemas que yo no podía entender" y que por eso actuaba como lo hacía... Pero que todo lo hacía porque me "amaba" y "quería lo mejor para mi" y por eso a veces me gritaba sin razón, me manoteaba o me despreciaba. Lo hacía para que yo "madurara" y dejara de actuar como un niño.

Y si has prestado atención quizás una pregunta se te vino a la mente... ¿Dónde estaban mis amigos y seres queridos mientras yo pasaba todo ésto?

Estaban allí, no me dejaron nunca, pero yo nunca me di cuenta, por más que me decían lo obvio, por más que me aconsejaban, por más ejemplos que me ponían, no lo veía, hasta mi mamá me sentó a hablar y me dijo las cosas claras, pero como buen necio no hice caso. Supongo que tenía que chocar contra ese muro yo solo, y darme cuenta por mi mismo.


¿Como reaccioné?

Pues poco a poco fui llegando a mi límite, me fui cansando de siempre sentirme mal, de siempre estar agotado emocionalmente, de siempre sentirme menospreciado. Me cansé de sentirme menos, y empecé a quererme yo mismo. Hubo también un detonante: Un día, en una de las tantas discusiones, ella se alteró al punto de golpearme, en ese punto sabía que si dejaba que eso continuase todo acabaría muy mal. Desde ese momento puse punto final a esa relación, a esa cárcel emocional en la que estuve atrapado. Luego de eso ella me buscó incesantemente durante un tiempo: "Que lo sentía" "Que me amaba" y esas excusas frívolas y tontas que siempre usa la gente, pero por suerte, sabía que mi camino ya no estaba allí, que algo mucho mejor me esperaba. Y así fue.

Si tú estás atravesando por algo parecido, déjame decirte que no tienes que aguantarle nada a nadie, ni porque tenga dinero, ni porque sea la persona más bella del mundo. Tú vales mucho, como para estar con alguien que no te valora, por más oscuro que esté el panorama, el sol saldrá, pero tienes que abrir los ojos. Por ésta situación pasamos tanto hombres como mujeres, pero indistintamente de tu sexo, color o posición social, recuerda: Nunca, pero nunca, nadie vale lo suficiente como para que tú te sientas mal, o para que tu le aguantes maltratos o menos precios. Y que tus seres queridos no te dejarán caer, no se han ido, no te han olvidado, si les importas, y están allí esperando el momento para ayudarte.

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Ésta es mi historia, y me encantaría leer la tuya.

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