Cervantes Magazine Vol 20: Noticias Desincronizadas

[Cervantes Magazine – Vol 20]

El instinto de supervivencia de una mujer impidió que muriera aplastada contra el suelo tras caer desde su terraza situada a más de veinte pisos de altura. Los hechos aún son un tanto confusos y han sido los testimonios de varios testigos oculares y la declaración de la propia mujer, los que han hecho saltar la noticia a todas las portadas.



Según asegura la protagonista de esta extraordinaria historia, fue un coche de juguete de su hijo, olvidado en algún lugar de la terraza, el culpable de que la barcelonesa de treinta y seis años de edad cayera al vacío tras dar, lo que ella ha calificado como, un mal paso.

Sin darse cuenta, apoyó el pie sobre el vehículo en miniatura y las ruedas del mismo hicieron el resto. La catalana perdió el equilibrio con la mala fortuna de caer de espaldas contra la barandilla del antepecho de la terraza. Debido a la inercia del impulso giró sobre sus lumbares y se precipitó al vacío. Cuando quiso darse cuenta, la barandilla estaba demasiado lejos como para poder tratar de agarrarse a ella, ya que su viaje hacia el suelo transcurría a gran velocidad y su terraza ya estaba muy lejos de su alcance.

Según ella misma ha relatado, tan pronto como fue consciente de la trágica situación se sintió invadida por un fortísimo deseo de seguir viviendo, una sensación que nunca antes había experimentado. Fue algo tan fuerte que cambió el curso de lo que, según las leyes de la física, debió ocurrir.

Es difícil de explicar, pero mi cerebro dejó de funcionar. No tenía pensamiento alguno. Mis amigos me han preguntado si no tenía miedo al saber que iba a morir, querían saber qué pensaba en esos momentos. Pero lo curioso es que no pensaba en nada. Sólo sentía cosas. Cosas que no puedo expresar con palabras. Sentí la vida entera dentro de mí. Pero no sólo dentro de mí sino en todas las cosas. Noté cómo la vida venía de todas partes, atravesandome, formando parte de mi propio ser y de mi hijo que estaba dibujando varios pisos más arriba. Fue entonces cuando ocurrió.

Quise subir, dejar de caer y volver a mi casa para estar de nuevo con mi hijo. No pensé en la muerte, no pensé en el suelo, no pensé en nada. Simplemente sentí. Y lo que sentía en ese momento era que no quería estar donde estaba, quería volver a casa y volver a sentirme a salvo.



Entonces dejó de caer. Según aseguraron las personas que miraban atónitas la rápida caída de aquel cuerpo desde lo alto del edificio, se detuvo a sólo unos metros de la acera. Y casi inmediatamente empezó a elevarse, como si tirasen de ella con suavidad. No parecía hacer ningún esfuerzo para que aquel extraño fenómeno ocurriera. Ni siquiera miró hacia abajo, aseguró una vecina. No tardó en posarse de nuevo en su terraza, como si de un delicado salto se hubiese tratado.

Al principio no le dí mayor importancia. En cuanto mis pies volvieron a sentir mi peso entré en la casa. Mi hijo se abalanzó sobre mí. Nos fundimos en un abrazo lleno de amor. Entonces, dí gracias a la vida por darme la oportunidad de seguir siendo parte de ella.

La mujer no ha querido someterse a ninguno de los análisis y exámenes que se le han propuesto. Ha rechazado todas las entrevistas que le han ofrecido por televisión y el único testimonio que ha ofrecido es el e-mail que envió a la redacción de Cervantes Magazine.

Nos ha asegurado que está segura de no tener ningún superpoder ni nada por el estilo.También dice que si intentase volar de nuevo no lo conseguiría, ya que ella no vuela. Según sus propias palabras:

Lo único que hice fue desear vivir por encima de todas las cosas. Y así fue.

El instinto de supervivencia junto con el poder de la mente y quién sabe qué otros misterios de la naturaleza, desconocidos por la humanidad, evitaron una muerte segura. Hechos como este nos hacen replantearnos, una vez más, el sentido de la vida y qué es todo esto a lo que llamamos Universo.


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