Mis demonios.

No llores, nada está mal. Un día todo será tan diferente que podremos olvidar hasta el más grave de nuestros problemas. Sigues siendo fuerte, pero en esa fortaleza te quedas paralizado, deberías hacer cosas al respecto. Deja de culpar a otros nadie tiene la culpa, se te ha dicho mil veces lo mismo, “nadie tiene tanta culpa como Tú”. Te he visto enfrentar demonios pocas veces, pero en esas pocas veces los has vencido. No sé porque no continúas luchando contra ellos. No necesitas ninguna substancia que te haga sentir en confianza del poder que llevas dentro. Has logrado muchas cosas, una vez motivado las has logrado. Piensas mejor que cualquiera, quizá, esa energía que tanto anhelas no es producto de nada exterior, nadie te lo otorgará, nadie ni nada. No has tratado, no has luchado, no has roto tus cadenas mentales, no has amado, no te has amado.
Un nuevo comienzo no necesariamente tiene que ser un lunes, un primero de mes, un primer día de enero en un nuevo año, la primera hora al levantarse. Un nuevo comienzo es ahora, y sólo ahora. Te molestan las rutinas, pero sólo eso hace que seas disciplinado y llegues a acostumbrarte a los cambios. No has vuelto a tener una rutina desde que terminaste la segundaria. Regresa a una rutina, a una disciplina, cualquiera de tantas cosas que disfrutas hacer. Sé que te aburres muy rápido, aunque adores hacer ciertas cosas. Nadie va a disfrutar haciendo tus cosas tanto como Tú. Un nuevo comienzo es ahora y es momento de dar el primer paso, este preciso instante.

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