HOLA ! VOY A CONTARTE MI HISTORIA.

Hola, me llamo Lola.

El nombre me lo puso Luis, pues mis padres trabajaban para él cuidando de su rebaño de ovejas, en Arroyuelo, una aldea al norte de la provincia de Burgos. Mi primer año de vida lo pasé arreando corderos, como dicen por allí.



Después cambié de oficio y me convertí en guardiana de la casa de la señora Pilar, la madre de Luis, donde estuve un par de años trabajando. Durante ese tiempo tuve hijos , unas cuantas camadas, pero de todos ellos solo sobrevivió mi pequeño Edy...el resto morían o desaparecían a los pocos días, sin más , misteriosamente...según algunos perros, los humanos nos los quitan y los sacrifican, me cuesta creer que haya humanos así... pero son solo teorías de sabuesos conspiranoicos. Sea lo que sea, es duro ser madre y no volver a ver más a tus pequeños, pues aunque seas una perrita...se sufre, creedme.


Mi hijo Edy en brazos de mi amiga Nerea. A Nerea le gustamos mucho los perros y los caballos.



Los últimos cachorros que tuve, hace un par de años por estas mismas fechas, no sobrevivieron al parto y yo casi me voy con ellos. Me quedé muy débil y triste , todos pensaban que me iba a morir y no necesariamente por causas naturales.


En las fiestas de Arroyuelo, con pañuelo y todo!!!


Pero mis amigas Irene, Nerea y Nekane, intuyendo mi fatal destino, se empeñaron en cuidarme, hablaron con Luis que también pensó que era lo mejor para mí y consiguieron convencer a Fernan, un "macho alfa" humano como le dice en bromas Nekane , calvorota y un tanto gruñón , para que formara parte de la familia o como preferimos decir nosotros los cánidos, de mi nueva manada.



Como soy bastante lista me dejé cuidar, pero sobre todo... querer; así que extremé mis modales hasta el punto que parecía que me hubieran educado para vivir en un piso, cuando toda mi vida anterior había estado viviendo en el campo, en la calle, sin entrar jamás dentro de una casa, cosas de los pueblos. No me subía al sofá, ni a las camas, no ladraba,ni mordía nada...lo primero que hacía cuando me ponían en el cuenco la comida, era agradecérselo, frotando mi cuerpo contra sus piernas y saltando de alegría, solo después de hacer esto comía, era una cosa que les dejaba totalmente sorprendidos.



Poco a poco me fuí poniendo buena, entre los cuidados de mi nueva manada y los de las veterinarias que están a pocos metros de nuestra casa. Al mismo tiempo Fernan, el humano gruñón, iba siendo cada vez más cariñoso, ahora somos grandes amigos y como tales, nos queremos un montón. No le gusta decir que es mi dueño, pues opina que los amigos no tienen dueño, que son y que se les quiere por ellos mismos, que se les cuida y se les agradece simplemente porque están ahí , porque estamos los unos para los otros, sin esperar nada a cambio.


Me gusta mucho correr por las praderas que están sobre la playa, en Sopelana.


La playa también es divertida, pero solo puedo bajar cuando se pasa el verano.



Gracias a estar conmigo, mi colega Fernan ha entendido algo que, los perros, los caballos, los niños y algún que otro espíritu puro, comprendemos de manera natural: basta con mirarnos a los ojos del otro para saber que existe un vínculo entre nuestras almas, porque los animales también tenemos alma, aunque algunos a estas alturas, todavía no lo vean.

Ahhh... se me olvidaba!!! Como soy una perrita muy coqueta, tengo mi propia cuenta en.....

INSTAGRAM



Fotografías: Irene Ramos López.

Texto: Fernando SEISGES Ramos. Por canalización telepática con Lola.




H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now