Quince jóvenes de entre 7 y 15 años fueron internados durante una semana en el hospital para hacer un tratamiento de inoculación contra la rabia.
La rabia que se contagiaron no fue causada por alguna mordedura, sino por los actos de bestialidad que sufrió el animal. Estos adolescentes perversos cometieron en varias ocasiones bestialismo.
Los quince implicados nunca imaginaron pagar de la manera más inesperada las consecuencias de su repugnante acto cuando supieron que fueron contagiados por la misma burrita a la que vejaron en repetidas ocasiones.
Padeciendo los primeros síntomas de la enfermedad, los jóvenes fueron ingresados al hospital de Mechraa Belksiri, una localidad agrícola ubicada entre Rabat y Tánger en Marruecos.
Al principio, a pesar de negar lo que en verdad habían hecho terminaron confesando ante las preguntas de los médicos que no se explicaban lo que realmente había ocurrido. Luego las autoridades locales, iniciaron una investigación para encontrar a cualquier individuo que haya tenido contacto con los animales de ese lugar.
Al hacerse conocida la historia rápidamente los implicados se convirtieron en objeto de burlas y escarnio entre la población. También se convirtió en miedo y vergüenza para los padres que trataron de evitar declarar y sólo se apresuraron a vacunar a sus hijos.
En cuanto a la víctima, el dueño decidió matar a la burrita de un disparo y enterrarla por el temor que contagie a otros animales.
Si crees que este es un caso es insólito y aislado que no se da en otras partes, te equivocas, ya que en inclusive en Latinoamérica cada año se reportan casos de bestialismo, sobre todo en las zonas rurales debido a la falta de educación, prevención de enfermedades de transmisión sexual, perversión y obviamente al respeto hacia los animales.
La zoofilia es un delito y como tal debería de estar incluido en el código penal, porque los animales no deben ser maltratados de ninguna forma.