¿Por qué Debo Dejar que los Demás Lleven sus Propias Cargas?...

Cuando vemos personas con una carga de problemas o situaciones difíciles en sus vidas, queremos ayudarles a aligerar sus cargas. Eso es una actitud muy noble, preocuparnos por los demás, pero no podemos tratar de llevar sus cargas porque eso hace que soltemos nuestras propias cargas, y no es bueno para nosotros. Las cargas que cada uno de nosotros lleva son individuales, son lecciones de vida que nos toca aprender, pero las lecciones mías no son necesariamente las tuyas, ni las tuyas las mías.

Quitarle las cargas a los demás no ayuda en nada. Lo que hace es multiplicar las cargas porque al quitárselas la llevas tú, pero él continua también con las mismas cargas. Si deseas ayudar a esa persona hazlo de otro modo, pero no pretendas solucionarle sus problemas porque dejaras los tuyos sin solución. Puedes darle apoyo moral, afectivo, espiritual e incluso económico, pero deja que sea esa persona quien se ocupe de llevar su carga, de tomar las riendas de su vida. No asumas una carga que no te corresponde a ti llevar.

Tú no tienes poder para arreglarle la vida a los demás, tienes poder para arreglar tu propia vida asumiendo lo que te corresponde, aprendiendo tus propias lecciones que al fin y al cabo eso es lo que son los problemas; lecciones de vida. Tratar de solucionarle la vida a los demás lo que hace es traerte frustración, porque no vas a poder arreglárselas y tampoco lo harás con la tuya porque la estás dejando a un lado. Entiende que no eres Dios ni se te ha dado poder para arreglarle la vida al prójimo.

Tratar de hacerlo es como hacerle trampas a la vida. Es como ir a un examen escolar y darle las respuestas a tu compañero para que las copie. Podrá aprobar el examen fraudulentamente, pero de que le vale si no fue por su propio conocimiento porque no aprendió la lección. Crees hacerle un bien cuando en realidad le haces un mal. Más adelante tal vez la vida lo ponga a prueba nuevamente y saldrá irremediablemente mal.

Te fue otorgada una sola vida, no pretendas vivir la tuya y la de los demás al mismo tiempo. Esto se aplica aun hasta para nuestros propios hijos, porque una cosa es criarlos, educarlos y prepararlos para enfrentar la vida, y otra muy distinta es querer vivir sus vidas. El que sean tus hijos no deja de hacerlos seres individuales, con sus propias expectativas de vida y personalidades, y que les tocará enfrentar la vida solos y aprender sus propias lecciones. Asume tus cargas, vive tu propia vida y deja que los demás asuman las suyas. Ayudar nunca está demás pero hasta donde sea prudente. Deja que sea tu prójimo quien asuma su vida y aprenda sus propias lecciones.