Hola amigos que tenga un hermoso día, lleno de amor y de esperanzas de vida. Disfruten la lectura...
Me gusta cuando duermes acostado a mi lado, porque es en ese momento que me encuentro con mi propia capacidad de entrega, y eso me hace conocerme mejor, poco a poco y repentinamente, sin una intención real. Sólo sumergida en medio de la quietud de esos instantes consigo ver con claridad cuánto nos transformamos delante de alguien que amamos y cuán bien ese bien, activa en nosotros una serie de deseos de los más puros. Los deseos que no ejercemos a lo largo del día, con cualquiera. Me permito ese momento de extrema lucidez para reconocer, que lo más fácil es ejercitar el amor ante alguien que nos es valioso.
Me quedo mirandote, tan bien encajado en mi calidez, y acabo siendo capturada por pensamientos sobre todas las cosas buenas y simples que quiero para ti: paz, felicidad, respeto, una larga vida, sueños realizados ... Fue en uno de esos momentos que me di cuenta de la oración que sale de mí exclusivamente para ti, sin planificación alguna. Sólo ruego a Dios para que te cuide. Y como yo sé de la fuerza que ese tipo de oración tiene sobre ti, me siento en paz por quererlo todas las veces que te veo durmiendo, que es cuando me obliga a silenciar y simplemente contemplar tu sosiego y dirigirme a nuestro creador.
El mismo cuidado que tengo para no despertarte, lo tengo al pensar en cosas positivas para que nada contamine tu descanso.
Y así te voy viendo, paseando con mis dedos en ti hasta que el sueño sea interrumpido, el ruido invada nuestro espacio nuevamente, derrepente has inundado mi propio corazón de ese amor desinteresado que me toma y me recuerda ¡Cuán grandiosos podemos ser ante quien amamos profundamente!
Me gusta cuando duerme a mi lado, porque eso me hace despertar a verdades humanas genuinas que el mundo, cada vez más, nos lleva a olvidar.
Hasta el próximo post amigos,
Nos leemos nos escribimos...