La herencia del abuso

Un estudiante nicaragüense, le decía al presidente de esa nación, Daniel Ortega, que no sabía cuánto tiempo iba a pasar para que volviera a respetar a un individuo de uniforme porque los que conocía son unos asesinos. ¿Cuánto tiempo pasará para que nosotros, los venezolanos, volvamos a reconocer a nuestros uniformados? Desde la asunción de un militar mediocre como Hugo Chavez hasta la inmoral camarilla de generales que hoy sostienen a Maduro, los uniformados de este país han echado por tierra el aprecio y respeto que se le tenía, dejando ver, no sólo su baja preparación intelectual, sino sus mas viles instintos, cargados de abusos, corrupción y hasta narcotráfico. Herederos de una concepción errada que los hacía convencidos creyentes, a pies juntillas, de que eran los salvadores de la patria, inteligentes y preparados, líderes y patriotas, sacrificados trabajadores e insignes portadores de la libertad demostraron ser oportunistas, inmorales, mediocres y abusadores, defensores de sus privilegios y no de la patria.
El estudiante nicaragüense decía lo que decía a voz en cuello y sin temor, en Venezuela; sin embargo, decir algo sufre el tamiz del miedo de quien lo piensa y el miedo de las consecuencias de decir lo que piensa. Por tanto, el respeto a los uniformados se ha traducido en miedo al abuso, al irrespeto del debido proceso y la sobrevivencia en dictadura.

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