Una noche cualquiera para tres

Esa noche parecía una noche cualquiera, sin ganas, ni emoción; más que la de volver a casa para descansar y al siguiente día trabajar sin ninguna anécdota diferente.

Era fría, y no llegabas, solo quería regresar. Recuerdo que mi amigo me hizo vivir la tarde más linda de todas, mientras tomábamos un café Juan Valdez, el primero de mis 2 meses en Colombia, se acabó rápido entre palabras y risas por nuestras historias de amor fallidas.

Esperábamos por ti para la primera noche de rumba de esta Venezolana. En todo ese tiempo no había salido, me había encerrado en mi rutina y sinceramente no sentía necesidad de madrugar bailando y tomando. Estaba conforme con mis días rutinarios y repetitivos.

Después de mil horas, llegaste. Te vi, con ganas de matarte por la espera, nunca habías sido de mi preferencia, pero quería ser cordial por la noche que nos venia. 4 días antes había cumplido 22 en esta tierra que no era mía y me hacia sentir tan sola, y se te ocurrió la idea de abrazarme y felicitarme 4 días después.

Fue incómodo, el abrazo más forzado y frió de todos. Confieso que me gustó, muy dentro de mi.

Toda la noche entre canciones, bebida, y una que otra palabra te busque con la mirada - No lo hacías- ¡Rayos! Cómo hago para que me mires... pensaba yo y luego me decía - "Rebeca que tonta.". Ahora recordando, mis recuerdos de ti son vagos, en ninguno veo tu cara constantemente, ni recuerdo gestos o frases con más de dos palabras.

Saliste una que otra vez esa noche de lugar, y me dije:

¡Sal!, y mi mente me decía ¿Pero para qué?:y a la misma vez respondía: Luego vez que decir o que hacer.
Salí, mi cuerpo de la nada se debilitó, era como si me obligara a pasar pena con la persona que no quería. Salí y te encontré en medio de tu tantra de media noche... un cigarrillo a medias. Si supieras lo que odio que alguien fume, y en ti me parece hasta un motivo más para enamorarme.

Me preguntaste:

Tú:¿Cómo vas? Yo: ¡Bien! Salí porque me siento un poco mal. (Me sentí estúpida al decir eso) Tú: Comiste antes de venir, no creo que sea por el trago. Yo: Si. Seguramente es por el trago, la verdad no soy de tomar Tú:Jajaja, pero si no has tomado nada.
Y a sí fue mi primera conversación contigo, uno que otro silencio incómodo entre preguntas, y no recuerdo más. Porque así son mis recuerdos contigo... vagos, no sé si por nervios o porque realmente me dabas por momentos equis y en otros eras un reto.

Dijiste:

Tú:¿Vamos? O te quedas. Yo: Si, vamos.
Por mi mente pasó "Que voy a hacer afuera, si salí por ti". Entramos y todo volvió a la normalidad, hasta que me miraste y me tomaste de la mano preguntándome: ¿Bailamos?

Sentí nervios y a la vez tranquilidad. Fluyó raramente, al ritmo de la bachata. Luego de unos segundos estábamos muy cerca, yo me sentía cómoda, como si bailara con alguien de toda la vida, nuestras frentes rozaban, reíamos, pero no decíamos nada.

No recuerdo que bailamos luego, pero me dijiste que bailaba bien, y justo en ese momento me dije "No", creo que ya sabia lo que venia, y si... Entre canciones empezamos a compartir miradas, unas más intensas que otras. Casi me besas, casi te beso, pero no nos atrevimos.

Fuimos cobardes, quizás por respeto, o por miedo a que fuera únicamente parte de nuestra imaginación.

Esa noche me cambió la vida, y me arrepentí tanto de acelerar las cosas. Mientras en mi mente estabas tu, quien me amaba con locura se encontraba en camino para ver a su razón de vivir luego de dos meses. Su corazón estaba lleno de ilusión por mi, y mi corazón encendió la sensación más rara por ti.
H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now