Descuartizado - Basado en hechos reales

Eran las Cuatro de la tarde, minutos más, minutos menos cuando Luisa, caminante consecuente de aquellos prados al lado de lo que fue en algún tiempo un gran río, y que hoy aún palideciendo ante su pasado sirve para el deleite de algunos que aun con su poca salubridad se bañan en sus orillas, deambulaba sin mucha prisa.

Luisa divisó lo que parecía una malta en buen estado, mojada, pero realmente en óptimas condiciones entre unas piedras, su curiosidad no tuvo mucho que se le opusiera a la hora de hacerse con aquella preciosidad que después de una buena lavada sería excelente para guardar cosas y hasta salir de viaje.

Una vez frente a el botín, y sacándola con esfuerzo a la orilla, casi trastabillando por el peso de la misma se dispuso a abrirla; este error le causaría varias semanas de insomnio al encontrarse con unas bolsas negras que contenían lo que a primera vista erar trozos de un cuerpo humano, el olor a muerte entro directamente por sus fosas y se quedó grabado en su cerebro, sus gritos fueron lo suficientemente fuertes y espantosos para que habitantes de la zona se acercaran al sitio a presenciar el dantesco escenario.

Cuando cayó la noche el cuerpo de investigaciones ya estaba en el sitio, sus camionetas no llegaban han rio, pero estaban muy cerca, con sus luces y la recopilación de pistas acostumbradas para este tipo de ocasiones.

Tres días pararon de aquel momento, y una línea que llevaba a un auto extraño que se había divisado en las inmediaciones del hecho llevó hasta Albert, trabajador de la construcción que con su Renault 5 con una gran calcomanía del equipo local de baseball era fácil de identificar en un pueblo relativamente pequeño.

En interrogaciones aclaro que no tenía nada que ver, que estando por la plaza una conocida le pregunto si le podía hacer una vuelta, una carrera de un lado a otro y que de paso le pagarían y en efectivo, cosa que por estos lados es algo muy preciado. Poco sabía él lo caro que aquella carrerita le saldría a él.

No tardó en dar los datos de esta conocida, la cual junto a su amiga llevaban una maleta de ropa, pues su amiga se había ido de su casa, o algo así, fueron sus precisas palabras.

Yolanda, el nombre de aquella mujer que al verse frente a una comisión se puso sumamente nerviosa y que una vez en la comisaría declaró lo siguiente:

-Sí señor, yo lo hice, pero él se lo merecía, ese desgraciado después de todos los maltratos que me daba, fue a acostarse con una zorra y lo descubrí, hace una semana lo encontré con ella y el diablo se apoderó de mí, yo me fui contra ella, y la cara se la destaje con las uñas, la hubiese matado a ella si él no la hubiese defendido, y siendo esa basura la que estaba faltando, se atrevió a gritarme y a callarme a mi delante de los que veían por defender a esa perra, cuando llegamos a la casa, le tire su ropa encima y le grité que se fuera, y el desgraciado aun borracho me pego, me humillo, y terminó forzándome.

La frialdad de aquella confesión venía con el odio y el rencor como motores, las personas tienen ciertos límites, y hay parejas que no saben hasta donde pueden llenar el alma de alguien de atrocidades antes que estas se viertan sobre ellos.

-Mire usted, mi amiga no tiene nada que ver, yo sola decidí acabar con ese hijo de su desgraciada madre, así que el día siguiente cuando me exigió que le hiciera desayuno como si nada, lo empecé a envenenar, y fueron cuatro días metiéndole lo que conseguía de a poco a ver si se moría por fuera hasta que la tercera noche donde ya ni siquiera salía de la casa por el dolor de estómago, decidí con el frasco de mata ratas terminar con él.

-Lo peor fue sacarlo del apartamento, fue en el baño, fue con su propia segueta, usted sabe lo que hice, y** no me arrepiento**.

Como dice uno de los youtuber de habla hispana más importantes en materia de casos oscuros, la realidad supera la ficción, este es un hecho basado en una historia muy reciente, y descontando los nombres de los personajes y la consecución de los hechos, lo más terrible es lo que se cuenta de boca en boca, por estos días en ese pueblo.”

Black F.
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