Crecimiento Espiritual

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¿estas creciendo Espiritualmente?

¿Cuál es la señal inequívoca de que estamos creciendo espiritualmente? ¿Cuál es la señal irrefutable de que una persona está progresando en su camino espiritual? ¿Cuál es el parámetro para medir si estamos creciendo en nuestro amor por Dios, el parámetro que determina que estoy creciendo y haciendo progresos espiritualmente? ¿Cómo me doy cuenta si una persona o yo mismo estamos creciendo espiritualmente?
¿Será porque tengo mayor conocimiento bíblico, porque presto más horas al servicio a Dios, por el mayor compromiso con la obra de Dios?

Todas estas cosas, por sí solas no dicen mucho acerca de la vida espiritual de una persona..La fachada espiritual de muchas personas nos confunde, proyectan la imagen de cristianos maduros porque leen la Biblia, porque oran, porque sirven a Dios y porque asisten a los cultos. Pero sus vidas dejan mucho que desear.

Job 28:28“Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia”

Sal 33:8“Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de Él todos los habitantes del mundo”.

La primera señal inequívoca de nuestro crecimiento espiritual es el alejamiento del pecado
Lo que realmente constituye una prueba indubitable, irrefutable, irrebatible de que nuestro amor por Dios está aumentando, de que crecemos espiritualmente es nuestro alejamiento del pecado y nuestro acercamiento a Dios.Dice
Prov 16:6

“Con misericordia y verdad se corrige el pecado, y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal”.

La mejor manera de probar si realmente estamos haciendo progresos en el camino de Dios, progresando espiritualmente, es observar cuanto tiempo vive el pecado en nuestros corazones. La persona temerosa de Dios estorba el pecado de su propia vida, porque ama a Dios en primer lugar. Dice Prov 8:13

“El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco”.La palabra “aborrecer” se traduce como “odiar”.

El temor de Dios es odiar el mal. El temor de Dios se puede traducir como: los que honran a Dios odian el mal. Respetar a Dios es odiar el mal. Respetar, honrar, temer a Dios es odiar el mal. Esta es la única prueba irrebatible, inequívoca de que una persona está creciendo en su vida espiritual, vive cada vez más lejos del pecado y más cerca de Dios.
El temor de Dios se demuestra por el abandono del pecado.

¿Cómo le demuestro a Dios que le temo?

Abandonando el pecado, alejándome del pecado, no hay otra forma. Dice Prov 3:7“No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos”.

Por eso la Biblia habla de Job como alguien que temía a Dios y vivía apartado del mal, Job 1:1“Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”.

Siempre va a encontrar en la Biblia que el temor de Dios se relaciona con el vivir lejos del pecado. Siempre va a ver que el temor de Dios es aborrecer el pecado, odiar el pecado, vivir lejos del pecado. El temor de Dios se demuestra cuando ya no protejo, me alejo de la maldad en mi vida. Dice el Sal 25:14

“La comunión intima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”.

Vea la enorme recompensa de temer a Dios. Dice el Sal 147:11“Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia”.Dios ama a los que le temen, a los que le honran, a los que viven alejados del mal.
Dice el Sal 45:18-19“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. 19 Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará”.
Mire el Sal 34:7“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”.

Temer a Dios tiene enormes y agradables recompensas: la amistad de Dios, Él escucha nuestras oraciones, Él responde nuestras oraciones, nos protege, nos defiende, nos rodea. Hay enormes beneficios por temer a Dios, pero el temor de Dios se demuestra de una sola manera: alejándonos del pecado.

¿Se ha vuelto más odioso al pecado en los últimos tiempos? ¿Lo aborrece más? Piense en los distintos aspectos de su vida: el vocabulario, el vocabulario de hoy ¿Sigue siendo el mismo que hace un año atrás? ¿Sigue criticando igual y hablando descuidadamente del gobierno, de la iglesia, del pastor, del jefe, de quien sea?El temor de Dios nos lleva a no hablar mal de nadie para no ofenderlo a Él.

Su vida sexual ¿Ha mejorado? O ¿Todavía hay pecado en esa área? ¿Sigue habiendo relaciones prematrimoniales, extramatrimoniales, infidelidad, adulterio? Y los contactos emocionales por la red, ¿No hay un contacto emocional con una persona que no es tu cónyuge?

Y el dinero, ¿Dónde va tu dinero? ¿Va para los placeres o está yendo para Dios? Y su tiempo y energía ¿A quiénes van? ¿Van para Mamón, van para el trabajo o van para Dios? En su empresa o el trabajo, ¿Las cosas son más transparentes allí? Y la pornografía ¿Vuelve a caer una y otra vez? Los pensamientos, ¿Hay pecado en sus pensamientos?

Ir a la iglesia, estudiar más la Palabra, servir más a Dios está bien. Pero por sí solas, estas cosas no dicen nada de la vida espiritual de una persona. Lo que realmente es una evidencia, una prueba inequívoca, una señal irrebatible de que una persona crece espiritualmente, progresando en su relación con Dios es: que vive más lejos del pecado y más cerca de Dios. Mientras una persona asista a todos los seminarios, no falte a la iglesia, sepa más de la Biblia, pero viva igual que hace un año atrás, no dice mucho de su crecimiento espiritual.

¿Por qué debemos dejar de pecar?

No deberían ser las consecuencias negativas, la verdadera motivación. Hay personas que no cometen adulterio porque tienen miedo de las consecuencias negativas. La verdadera motivación por la que tenemos que dejar de pecar no es el temor a las consecuencias negativas, es el amor a Dios. Porque odiamos el pecado, porque Dios odia el pecado y nosotros deberíamos tener la misma actitud que tiene Dios de odiar el pecado.

Prov 8:13 dice: “El temor de Jehová es aborrecer el mal…”. Se ama, se teme, se respeta a Dios cuando se odia el pecado. ¿Somos más odiosos con el pecado? O ¿Somos más complacientes con el pecado?

Un ejemplo claro de temor a Dios es Abraham a quien el ángel le dijo que no le hiciera daño a su hijo, Gen 22:12“Y dijo: no extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada, porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”.

Abraham odiaba más el pecado de desobediencia a Dios, que lo que amaba a su único hijo. Le demostró a Dios que le temía, que lo honraba, que lo respetaba, obedeciéndolo. La manera que nosotros tenemos de demostrarle a Dios que lo amamos, que lo respetamos, es odiando el pecado, alejándonos del pecado.

Un mal ejemplo es Jonás, quien decía Jonás 1:9“Yo soy hebreo y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra”.En realidad era una mentira, porque él de la boca para fuera decía temer a Dios, pero lo desobedecía no cumpliendo con lo que Dios le había ordenado. Lo cual nos muestra que no le temía.

La segunda señal inequívoca de nuestro crecimiento espiritual es: La profundidad de nuestro arrepentimiento :

Hay dos evidencias del verdadero arrepentimiento, ¿Cómo muestra una persona que está realmente arrepentida?

A) Porque tiene dolor por haber ofendido a Dios.

B) Porque nunca más vuelve a cometer el mismo pecado.

Primero tiene un profundo dolor por haber ofendido a Dios, no porque lo descubrieron, no por las consecuencias negativas. Y en segundo lugar porque esa persona abandona de manera definitiva ese pecado. No es un reincidente con el mismo pecado.

Ejemplo: Cuando David fue derrotado por el pecado de adulterio, renovó el perdón por todos los demás pecados. Un pecado lo llevó a pedir perdón, aunque ya lo había hecho, por todos sus pecados y arreglar su vida totalmente.

Dice Sal 51:1 que fue escrito después de su pecado con Betsabé: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones”. Todo es en plural, David estaba profundamente arrepentido y lo demostraba por el dolor que tenía en su corazón por haber ofendido a Dios.
Esa es la clase de tristeza que nos empuja al arrepentimiento según Pablo, 2ª Cor 7:10 “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.A veces, Dios pone tristeza en nuestro corazón, es la tristeza que nos empuja al arrepentimiento, que nos empuja a arreglar cuantas con Dios. De esa clase de tristeza no debemos arrepentirnos, dice Pablo.
Ahora, la tristeza por sí sola no es una señal de arrepentimiento. Una persona que no ha sido totalmente quebrantada podría confesar algún que otro pecado. Pero su arrepentimiento podría no ser total sino parcial, como en el ejemplo de Judas. Él confesó el pecado de traición a Jesús, pero nunca confesó el pecado de desfalco económico o de hipocresía. El hecho de que una persona reconozca algún que otro pecado, no dice mucho acerca de que si está verdaderamente arrepentido.

Puede que la profundidad de su arrepentimiento no sea total.

Ud tiene a Judas que confiesa un pecado, Mt 27:4 dice “Yo he pecado entregando sangre inocente…”. Judas confiesa su pecado, aparentemente arrepentido. Y por otro lado tenemos a David que también confiesa su pecado. Tenemos a dos hombres aparentemente arrepentidos. Y cualquiera de nosotros podríamos caer en la tentación de creer que David y Judas, se arrepintieron totalmente porque los dos confesaron su pecado. Pero la gran diferencia entre David y Judas es que David confiesa su pecado y renueva el perdón de todo. La tristeza, el dolor lo lleva a arreglar cuentas con Dios por todas las áreas de su vida.En cambio Judas, si de verdad hubiera habido un arrepentimiento total en su vida, el pesar por su pecado le habría quebrantado el corazón por los demás pecados también. Pero Judas nunca se arrepintió por haber robado de la bolsa y por su hipocresía.

En 2ªSam 12:13 dice David: “Pequé contra Jehová…”. Confiesa su pecado. Y en Mt 27:4 Judas dice: ““Yo he pecado entregando sangre inocente…”. ¿Se da cuenta? Los dos confiesan sus pecados, pero el arrepentimiento de uno, el de David, era hondo, profundo porque su pecado, el de adulterio, lo llevó a renovar el perdón por todos los demás pecados. Había un quebrantamiento total, el arrepentimiento era profundo. En cambio el de Judas, aunque reconoce un pecado, su arrepentimiento no fue profundo. Si hubiera sido profundo lo hubiera llevado a arreglar todas las áreas de su vida y no solo por haber traicionado a Jesús.

Es posible confesar un pecado, derramar lágrimas de remordimiento y llorar por las consecuencias que nos ha ocasionado ese pecado y aun así, no estar arrepentido. La confesión de un pecado por sí sola, no dice mucho acerca del arrepentimiento de esa persona. El que derrame lágrimas de remordimiento o llore porque fue descubierto o por las consecuencias negativas que tiene que pagar por haber pecado, no habla mucho de su verdadero arrepentimiento.El verdadero arrepentimiento se prueba con el tiempo. Primero por haber ofendido a Dios y segundo porque nunca más se comete ese pecado.

Ejemplos de esto es el caso de Faraón y de Saúl. Una y otra vez cometiendo el mismo pecado.Confesaron su pecado y luego, una y otra vez caían en el mismo pecado. Dice Ex 9:27“Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado otra vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos”. ¿Cómo sé que no hay arrepentimiento genuino? Porque vuelve a cometer el mismo pecado otra vez y su corazón se endurece cada vez más. En Ex 9.34, es decir unos pocos versículos mas adelante dice: “Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus ciervos”.

El verdadero arrepentimiento se prueba con el tiempo. Si la persona una y otra vez cae en el mismo pecado, hay base bíblica para dudar de su verdadero arrepentimiento. Su verdadero arrepentimiento no es del todo genuino todavía.

Saúl, otro ejemplo, está persiguiendo a David y David aunque lo tiene a mano para ajusticiarlo no le hace daño. Sin embargo David le pregunta ¿Por qué quiere matarlo? Y Saúl confiesa su pecado 1ªSam 24:17“Mas justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal”. Saúl confiesa su pecado. Pero ¿Cómo nos damos cuenta que su arrepentimiento no es genuino? Porque vuelve a caer una y otra vez en el mismo pecado.

1ª Sam 26:21“Entonces Saúl dijo: he pecado, vuélvete hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera”. Saúl nunca se arrepintió verdaderamente, aunque él confesaba su pecado caía una y otra vez en el mismo pecado.

¿Cómo nos damos cuenta si una persona está verdaderamente arrepentida?

1° Tiene una profunda tristeza en el corazón por haber ofendido a Dios, no porque lo descubrieron, no por las consecuencias negativas del pecado por el que tiene que pagar, es porque le hizo doler el corazón a Dios.

2° No vuelve a cometer el mismo pecado nunca más. Como David cuando le llevaron a la mujer más linda del reino para que se acostara con ella él dijo: ni loco, no quiero saber mas nada con el pecado de adulterio. David era tan pecador como nosotros, la diferencia es que David odiaba el pecado en su vida, estorbaba el pecado, no apañaba el pecado, era rápido para confesar el pecado, rápido para apartarse.

Una persona puede tener buenas intenciones y desea arrepentirse. Pero la reincidencia, es la señal de que su arrepentimiento todavía no es total, es parcial. Como en el caso de Judas que confiesa el pecado de entregar a Jesús, pero nunca se arrepiente de haber robado dinero de la bolsa.

Entonces, las dos pruebas inequívocas de que una persona está creciendo espiritualmente son: 1° Se aleja del pecado, odia el pecado.

¿Te estas alejando del pecado cada vez mas? O ¿Lo estas protegiendo, apañando en tu vida, en su trabajo donde tiene autoridad, en su casa donde tiene autoridad? ¿Apaña la deshonra, permite la irreverencia?

2° La profundidad del arrepentimiento. Habla de que estoy mal porque ofendí a Dios y voy a hacer lo imposible para no volver a caer en el mismo pecado.La pornografía, la vida licenciosa, el adulterio son gigantes muy grandes, hay que tomar medidas drásticas.

Conclusión: Recuerda que después de la traición, Judas devuelve las monedas a los sacerdotes. Le dieron 30 monedas de plata por haber entregado a Jesús. Los propios sacerdotes, los representantes de Dios aquí en la tierra que quieren deshacerse de Jesús, le pagan 30 monedas. Ahora Judas confiesa su pecado y devuelve las monedas y dice, Mt 27:4“Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: Ahora, vea lo que le dicen los sacerdotes al hombre que aparentemente viene a arrepentirse de su pecado. Los maestros de la ley, los representantes de Dios aquí en la tierra, los encargados de liderar a la iglesia, líderes, pastores, encargados a guiar a la iglesia a temer a Dios. ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!

Tenemos a Judas que se arrepiente de haber entregado a un hombre inocente y devuelve el dinero de la traición. Y tenemos a los sacerdotes, los encargados de la ley, los que guían a la iglesia a temer a Dios diciéndole, “¿Qué nos importa? Es problema tuyo”. Escuche, el diablo hace exactamente lo mismo con todos nosotros. Nos seduce a pecar, nos muestra lo estimulante que resulta llevar una vida licenciosa, nos hace ver lo lindo que es pecar. Pero no le muestra las consecuencias del pecado.Nos seduce, nos hace ver todo lo hermoso del pecado y cuando caemos en las garras del pecado, él vuelve para visitarnos y decirnos: Estás terminado, ya no hay más esperanza. El trabajo del diablo es robarme y robarle la paz, llenarnos de dudas acerca del amor de Dios.

¿Está en una lucha así, está siendo visitado por el diablo para recordarle los errores del pasado? ¡¡¡Tonterías!!! Si arrepentidos nos volvemos a Dios, tenemos a un Dios de misericordia, tenemos a un Dios que puede sacarnos del pozo mas profundo, del hoyo más oscuro Dios puede rescatarnos. Sí hay esperanza, en Dios si hay esperanza.

Es cierto que satanás derrotó vergonzosamente a Pedro, pero ¿ha visto la manera tan dulce como el Señor lo rescató a aquel que estaba en el poso más oscuro? Lo sacó, lo recuperó, lo redimió, lo restauró, Juan 21:15-17. El pecado de David fue grande, pero halló misericordia, Pedro traicionó a Jesús, pero hoy está en el cielo.

¿Acaso Dios te ama menos de lo que amó a David y de lo que amó a Pedro? ¿Acaso no dice la Biblia que Dios va a perdonar a todo aquel que tiene un corazón contrito y humillado?

Sal 34:18 y Sal 51:17 ¿No dice que su sangre preciosa nos limpia de todo pecado?1ª Juan 1:7. No le haga caso al diablo, no importa en el pozo mas profundo en el que esté, no importa en el pecado mas grosero en el que haya caído. Si arrepentido ud vuelve a Dios, Él es capaz de ponerle en su mano y sacarte de ese pozo, de restaurarle, recuperarle y de redimirle como lo hizo con Pedro, como lo hizo con David y como lo hizo con tantas personas a lo largo de la historia.

Ese es el Dios que tenemos, es especialista en restauración.

Amén.

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