Los escalones de la fe

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Los escalones de la fe

Juan 4:43-47: “Dos días después salió de allí y fue a Galilea. 44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. 45 Cuando vino a Galilea, los Galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén,en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta.46 Vino pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. 47Éste, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba apunto de morir”.

El oficial del rey era un hombre que no pertenecía al pueblo de Dios, no era un seguidor de Jesús ni lo conocía, solo había escuchado de él. Lo que llama la atención es que éste hombre, en necesidad,sabe a dónde recurrir. Posiblemente lo haya intentado todo, lo haya probado todo. Hay muchas personas que prueban con todo, menos con Dios. Nunca terminan probando con Dios. Pero este hombre sí. ¿A quien acude ud cuando está en necesidad? ¿A quién busca cuando tiene un problema? Este hombre supo a quién ir, y fue a verlo a Jesús. Y lo invita a la casa porque quiere que Jesús sane a su hijo. Este hombre necesita algo de Dios, no a Dios.

Diferente es el caso de la mujer de Sunem,en el AT(2ª reyes 4:8-36). Esta mujer cuando supo que el profeta de Dios, Eliseo, estaba por la zona le dijo a su esposo que estaba segura que ese hombre, que pasaba de vez en cuando por allí, era un santo varón de Dios (2ªRey 4:9). Ella tenía una percepción espiritual.Y como ella estaba segura de que Dios estaba en ese hombre, lo invita a su casa primero y luego le hace un Dpto arriba de su casa para que cuando el hombre de Dios esté por la zona, en lugar de ir a un hotel se quede en su casa. El oficial, a diferencia de la mujer de Sunem que quiere a Dios en su casa, quiere a Dios porque necesita algo de Dios. Esto no está mal, solo que es el escalón más bajo de la fe.

Hay tres escalones en cuanto a la fe:

El primer escalón: La fe que descansa en los milagros

Las personas que se conforman con algo de Dios, están en el escalón mas bajo de la fe. Es una fe incipiente, no es una fe madura, es una fe en sus primeros pasos.
Una persona que simplemente busca algo de Dios, en lugar de primero buscar a Dios, tiene fe pero es una fe incipiente, inmadura, que está dando sus primeros pasos. Lo invita a su vida porque quiere algo de Dios.Esto está bien, pero mire lo que le dice Jesús al oficial, cuando el oficial le pidió que fuera a su casa para que sanara a su hijo:48Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis”.

El primer escalón de la fe, representado en éste oficial romano, es el de aquellas personas que necesitan ver para creer. Jesús dice que hay personas que necesitan ver milagros para creer. El problema de esas personas, es que necesitan seguir viendo milagros para seguir creyendo. Los milagros o los sucesos extraordinarios alimentan su fe. Confían en Dios dependiendo de cómo Él se manifieste con señales milagrosas. En cuanto Dios se detiene, en cuanto no hay un milagro, no hay señales, cosas espectaculares, la fe de estas personas declina. Esto es porque la fe está puesta en los milagros de Dios, no en el Dios de los milagros. Cuando estas personas confían en los milagros de Dios y no en el Dios de los milagros, dependen, para seguir creyendo, de milagros y señales.Eso les sucede a muchas personas, que en algún momento creen en Dios, han visto a Dios obrar en su vida, en su familia. Pero no pueden alimentar su vida espiritual con ese milagro. Por eso cuando hay un espacio de tiempo en que Dios no hace milagros, la fe de estas personas decae.
Así estaba el oficial, y Jesús le dice: “En lugar de creer en mí, uds creen en los milagros. ¿Cuándo van a dejar de creer en las señales milagrosas y comenzar a creer en mí?”. La fe que descansa en los milagros de Dios es la fe más baja.

Segundo escalón: La fe que descansa en una palabra .

Ahora, Jesús desafía al oficial romano a subir un peldaño. El oficial vuelve a decirle: 49 El oficial del rey Le dijo: “Señor, desciende antes de que mi hijo muera. 50. Y Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive…”.

Jesús lo desafía, lo alienta a creer en su palabra y le dice: V50Y Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive…”.

Pensemos en el contexto: En aquella época no había celular, ni Whatsapp. ¿Cómo saber si lo que Jesús le dice al oficial es verdad?Él está a más de 20 km de distancia de dónde está su hijo enfermo, ¿Cómo sabe si lo que Jesús le acaba de decir es verdad o no? Hoy en día sería diferente, ud manda un mensaje y al segundo ya tiene la respuesta.
El oficial tiene dos caminos: 1) Volver a su casa con la palabra, la promesa de Jesús de que su hijo a vivir. 2) Esperar para que Jesús lo acompañe a su casa y ver el milagro.
El oficial no sabía que Jesús ya había hecho el milagro. Por eso él debía confiar en la palabra de Jesús, en la promesa de Jesús y emprender el camino de regreso a casa. Tenía que confiar en la palabra de Dios, no en el milagro, porque el milagro no sabe si sucedió. Este es el segundo escalón en la fe, es la fe que descansa en una palabra.

Cuando Dios le da a ud una palabra a través de una persona, a través de la predicación en el culto, en su tiempo devocional, cuando está leyendo la Biblia y hay una palabra que salta a su mente y la toma para sí, ese, es el escalón siguiente. Esa fe que descansa en una promesa. A veces pasa mucho tiempo entre la palabra de Dios nos da y la realización del milagro. Es ahí donde tenemos que tener cuidado, en el tiempo de la espera. Es en ese tiempo donde el diablo querrá robarle el milagro, pero no se lo permita. El diablo le usurpa el milagro en el tiempo de la espera. Dios le da a ud una promesa, tal vez una esposa, un esposo, un ministerio, un trabajo, lo que sea. Dios le dio a ud esa palabra, pero hay un tiempo entre que la palabra sale de la boca de Señor y el cumplimiento de esa palabra. Y es ahí donde el diablo querrá robarle el milagro, no se lo permita.

Este oficial no sabía que su milagro ya había sido soltado en el mismo momento en el que Dios le dijo “Puedes irte, tu hijo vive”. Él tenía que confiar en la palabra de Dios. Tenía que emprender el camino de regreso simplemente con una promesa, la promesa de que su hijo vivía.

Ahora, ¿Qué sucede en el camino?¿Le habrán asaltado las dudas? Y sí, claro, como nos sucede a nosotros cuando estamos en el tiempo de la espera. Una palabra de sanidad para su familia, para su hijo, la bendición de un trabajo, y entonces vienen dudas. A veces las dudas vienen de parte del diablo, usando a otras personas que te siembran dudas o le habla al oído y ud lo escucha.

Pero fíjese lo que sucedió en el camino: V50. Y Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. . Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. 51Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle y le dijeron nuevas diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete (una de la tarde) le dejó la fiebre. 53El padre entonces entendió que aquella era la hora que Jesús le había dicho: “Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.El milagro ya había sucedido, sólo que él no lo sabía.

Quizás hay milagros que ya fueron soltados en su vida, solo que todavía sus ojos no lo vieron. Por eso aquel oficial les preguntó ¿A qué hora se mejoró mi hijo? Ayer, a la hora siete. Fue cuando Jesús le dijo que regresara porque su hijo iba a vivir.Hay oraciones que ya fueron contestadas pero todavía no han sido experimentadas. Sólo tiene que creer y aferrarse a esa palabra que Dios le prometió, porque el milagro ya ha sido soltado. El gran problema es que mientras ud espera el cumplimiento de esa palabra, hasta que experimente el milagro, la bendición de Dios, no deje que el diablo le robe el milagro.

Entonces, la fe más pobre, el escalón más bajo de la fe es aquella que descansa en los milagros y si no hay milagros la fe decae. El segundo escalón de la escalera de la fe es aquella que descansa en una palabra, una promesa, de Dios. Él lo dijo, Él lo cumple. Eso está muy bien. Pero hay un tercer escalón, a los que todos estamos invitados a desarrollar.

Tercer escalón:La fe que descansa en Dios.

Esta clase de fe, de confianza no está puesta en un milagro ni en una palabra, sino que está puesta en la persona de Dios.Es esa fe en la que ud no tiene un milagro, no tiene una promesa, no tiene una palabra específica, pero tiene una persona en la que puede descansar,y esa persona es Dios. Depositemos toda nuestra confianza en Él, porque con Dios lo tenemos todo.Por eso al principio de la charla con el oficial Jesús le dice: V48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis”. ¿Nunca van a creer en mí, si no vieren milagros y señales? Es decir, lo está desafiando al oficial a subir al último escalón.

Un ejemplo, es el de la mujer sunamita en el AT (2 reyes 4:8-36). Esa mujer notenía una promesa de parte de Dios de que le iba a dar un hijo, el hijo que la vida le negaba. La Biblia dice que era una mujer rica, una mujer importante. La vida le sonreía, no había nada que esa mujer no tuviera, pero había una sola cosa que la vida le había negado siempre y era un hijo. Sin embargo, cuando la mujer tiene en mente traer al profeta, al hombre de Dios, al hombre que tiene a Dios en su vida, a su casa; ella no tiene una palabra del profeta, el profeta no le promete nada. Tampoco tiene un milagro, ni siquiera sabía quién era.

Ahora, ella dice a su esposo, después de verlo, de analizarlo con ese grado de discernimiento espiritual, estoy segura de que ese hombre es un santo varón de Dios.No hay milagro, ella no vio un milagro. No hay promesa, no había palabra de Dios, el hombre de Dios nunca le había prometido nada. Sin embargo la fe de esta persona estaba puesta en el Dios de ese hombre, no en el hombre, sino en el Dios de este hombre. Por eso invita al hombre a venir a su casa. Pero no lo quiere de visita, la primera vez sí, la primera vez viene a comer, la segunda vez pasa de visita y se queda y come en su casa.Pero después, cuando ella advierte que Dios vive en ese hombre, quiere a Dios en su casa y le prepara un Dpto. La fe de esta mujer estaba en el nivel más alto. Ella no descansaba en un milagro, no descansaba en una promesa. El hombre de Dios no le prometía el hijo que la vida le había negado. Simplemente ella quería a Dios, al Dios de este hombre, ella lo quería en su casa.

Ahora, cuando Dios, en la vida de ese hombre (Eliseo) estuvo en su casa, dice la Biblia que la mujer recibió lo que la vida le había negado por mucho tiempo. 2ª Rey 4:8“Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente, a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer”.(¿Por qué se quedaba? Yo me imagino que lo trataban tan bien, y entonces cada vez que pasaba por allí, venía a su casa sin que lo invitaran). “V9Y ella le dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios.(¿Por qué ella estaba segura y su esposo no?“V10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él”.

Dios no se puede quedar en su vida si no le prepara un lugar, Dios no se puede quedar en su familia si no le prepara un lugar. Dios será una simple visita, como la de un médico. Ahora, ¿Con tan poco se conforma ud?
La mujer no quería una visita, ni una ni varias. Quería que se quedara, que viva, que permanezca. Por eso le prepara un lugar. A menos que ud le prepare en lugar, Dios será una simple visita. V11 Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió. 12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta mujer sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. 13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿Qué quieres que haga por ti?...

En nuestra vida es como si ud, entre comillas, lo obligara a Dios. Cuando ud lo trata bien a Dios, cuando ud lo honra a Dios, cuando ud le prepara un lugar en su corazón, en su familia, y Él viene y habita. Ud lo sigue tratando bien y, entre comillas, es como que lo está obligando a Dios para que haga algo por ud.
Eliseo dice a la mujer ¿Qué podemos hacer por ti? Tan bien me atienden en esta casa, que me siento en deuda. “… V13¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.(Que quiere decir: mi familia me cuida bien, no necesito nada).“V14 Y él dijo: ¿Qué pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. 15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró en la puerta. 16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo.

Lo que el dinero no le podía dar, se lo dio Dios cuando llegó a su casa sin que ella se lo pidiera. En el caso del oficial, cuando la fe de una persona está el escalón más bajo, necesita pedir. Pero esta mujer que tenía la sensibilidad espiritual de saber que era más importante tener al dador de los milagros, el que da la bendición, el que unge, no necesitó pedir.
Cuando ponga primero a Dios en su vida, en su familia, le prepare un lugar, ud ni siquiera tendrá que pedir. El Dios que está en su casa, en su vida, en su familia, en su trabajo, Él suplirá sus necesidades. La Biblia dice que Él suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria (Fil 4:19). Todo lo que ud está necesitando lo encuentra en Dios, solo en Dios y en nadie más que en Dios.

Sólo cuando Dios habitó en la casa de esta mujer recibió el milagro, no fue antes. Mientras Dios era solo una visita en la casa de la mujer rica, no hubo milagro. Pero cuando Dios se quedó en la casa de esta mujer,ella ni siquiera tuvo que pedir lo que más anhelaba, que era tener un hijo, ella tuvo su milagro. Veamos el “V17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho”.

Este ejemplo nos enseña cuál es el punto culmine en la escalera de la fe. Nos enseña que es lo primero que tenemos que pedir. A veces no sabemos qué o cómo pedir. A veces podemos sentir temor de pedir, porque suena a egoísmo. No sabemos cómo orar, que pedir y derramamos nuestro corazón en la presencia del Señor.

Recuerde:
La fe más alta, no es la que descansa en un milagro, porque cuando no halla milagro, su fe se desploma. No es la que descansa en la palabra, en una promesa, porque cuando no haya una palabra especifica su fe se caerá. La fe alta, esa clase de fe a la que todos estamos invitados a desarrollares esa confianza que está depositada, no en un milagro, no en una promesa, sino en una persona, en la persona de Dios Todopoderoso. Cuando ud y yo tengamos a Dios, tenemos todo lo que necesitamos.

No se haga problema hermano, la Biblia dice que Él sabe de nuestras necesidades antes de que nosotros las pidamos (Mt 6:8). Pero es necesario que le preparemos un lugar en nuestra vida, en nuestra casa, en nuestro hogar, para que Él no sea una simple visita. Debemos decir: “No quiero que Dios sea una visita, quiero que viva,que esté con nosotros permanentemente.El Dios que ayudó a las personas de estas dos historias es el Dios que quiere y puede ayudarlo.

Amén.

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