Relato | Las rayas en mi piel

Dejo por acá este relato en el que tenía meses trabajando.

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Fuente

No dejo de observar estas líneas en mis brazos. Quizá me llama la atención el hecho de que están ahí porque así lo quise.

Comenzó hace años, necesitaba desahogarme y creía que con mi piel tendría la oportunidad de hacerlo. Me sentaba a solas en el suelo de mi habitación, de fondo sonaba algo de música deprimente, y comenzaba los trazos, uno a la vez.

Al principio no sabía cuán profundo hacer cada uno, no la longitud que debía tener. Por supuesto que también tenía miedo, pero luego respirar profundo, procedí.

Durante varios meses estuve repitiendo este acto, como si de un ritual de tratara; mis padres y amigos, como si alguna vez me hubiesen prestado atención, comenzaron a notar algo extraño en mi actitud. No era normal, según ellos, que hasta en días calurosos usara camisas manga larga, o que llevara tantas pulseras.
Con el tiempo se les pasó la preocupación, no preguntaron más ni hicieron más comentarios.

Con el pasar del tiempo a mí también se me quito la necesidad de hacer eso en los brazos, aunque las líneas jamás desaparecerían.
Una tarde, navegando en Internet, encontré un blog de una tostadora famosa. Sus diseños, sus trazos y sus colores me llamaron inmensamente la atención.
Ya había pensado en tatuarme antes -incluso había buscado diseños, y había diseñado otros yo- y encontrar ese blog me impulsó a hacerlo.

Hace un par de años me comencé a tatuar, con la meta de cubrir mis dos brazos. Aunque el tatuador me advirtió que cubrir las líneas de mis antebrazos sería complicado. A esto yo le respondí que no se preocupara, que esas líneas debían permanecer, para recordarme el tiempo en el que creía que rasgarme la piel me hacía sentir mejor.

«Cada quien hace de su vida lo que quiere»

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