Un bloguero británico que se hace llamar The Renegade Pharmacist (El farmacista renegado) subió una pequeña infografía que detalla lo que le sucede a tu cuerpo tras tomarte una lata de la popular gaseosa.
Según él, el viaje 60 minutos de la bebida a través de tu cuerpo hace más daño que el que crees.
En los primeros 10 minutos, las diez cucharadas de azúcar que te acabas de beber cubre el 100% de tu dosis recomendada de glucosa en tu cuerpo, lo que, en turno, haría que tu cuerpo vomitara toda la bebida, pero no lo hace por una reacción química que calma el reflejo de vómito.
En 20 minutos, el nivel de azúcar en tu sangre se dispara y tu hígado responde convirtiendo cada gramo de azúcar en grasa.
En 40 minutos, tu cuerpo absorbe toda la cafeína de la bebida, tus pupilas se dilatan, la presión de la sangre sube y tu hígado envía más azúcar a tu sangre para mantener todo en balance.
En 45 minutos, tu cuerpo libera dopaminas que te hacen sentir placer.
En 60 minutos, una reacción química derivada de la ingesta de la bebida acelera tu metabolismo y hace los preparativos para que expulses todo el exceso de calcio que tienes en la sangre a través de la orina.
En este instante, todo el calcio, el magnesio y el zinc que debió haberse adherido a tus huesos sale cuando vas a orinar.
Unos segundos más tarde, esa energía que sentiste durante los primeros minutos se va apagando, dejándote medio cansado y sin ganas de hacer mucho durante el resto del día. Además, los nutrientes que pudiste haber aprovechado acaban de salir en tu última visita al baño por las propiedades diuréticas de la cafeína.
Puede no sonar tan malo al principio, pero a largo plazo, la ingesta diaria de gaseosas azucaradas acostumbrará a tu cuerpo a desechar la mayor parte de los pocos nutrientes que éstas podrían contener, afectando su capacidad de absorción nutrimental.
Así que la próxima vez que se te ocurra tomarte una Coca, piénsalo dos veces. Son sabrosas, claro, pero nada como mantenerse sano por más tiempo.