Miedo escénico en el profesional


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El miedo escénico ha sido desde siempre el principal enemigo del éxito, representa un obstáculo, difícil de superar si la persona no toma la firme decisión de vencerlo. Al presentarse en público, surge la vergüenza o el temor a hacer el ridículo, esto suele paralizar al individuo, su mente queda en blanco, siente náuseas y un sinfín de síntomas, que si no los controla su presentación puede convertirse en un total fracaso, causándole frustración e inseguridad; factores que llevan su autoestima a niveles muy bajos.

El objetivo de este artículo es identificar de qué manera el miedo escénico afecta al profesional, se definirá su concepto, características y síntomas, para luego sugerir alguna estrategias que pueden ayudar a la persona a mantener bajo control este factor estresante que ha ocasionado tantos fracasos a muchos profesionales.

El miedo escénico es definido por el Dr. Renny Yagosesky (2001) como:
La respuesta psicofísica del organismo, generalmente intensa, que surge como consecuencia de pensamientos anticipatorios catastróficos sobre la situación real o imaginaria de hablar o actuar en público. Es una reacción, una respuesta defensiva del organismo, caracterizada por distintas formas de alteración de la normalidad en el funcionamiento mental, emocional y motriz del individuo que lo padece.

En relación a lo planteado por este autor, el miedo escénico se manifiesta de diversa maneras, haciendo que el individuo actúe por impulsos descontrolados, generando un estado de estrés e inseguridad difícil de dominar, produciendo bloqueos mentales, lo que puede resultar catastrófico en medio de una presentación, entrevista o cualquier actividad que requiera dirigirse a una audiencia. Esta situación afecta negativamente su autovaloración como profesional e incluso como persona. Además lo hace sentir frustrado impidiéndole desempeñarse satisfactoriamente.

Es importante conocer cómo se genera el miedo escénico. Analizándolo desde el punto de vista psicológico, la principal causa es la baja autoestima, en otras palabras, la subvaloración que la persona hace de sí misma y de sus capacidades, aunado a una sobreestimación en la valoración de los riesgos acerca de la situación particular que le toca hacer frente.

Para Yagosesky (2001) y Padrón (2006), la causa “radica en el temor de hacer el ridículo, al que dirán, a poner en riesgo su reputación”. Este temor al fracaso tiene como fundamento una base principal como: autoestima disminuida o subvaloración de sí mismo, la falta de autoestima, se refuerza con pensamientos saboteadores, tales como los que aparecen cuando el temor se activa en la mente la persona.

De acuerdo a lo antes expuesto, el origen del miedo escénico es multifactorial, por lo general las causas se deben a los siguientes factores: tendencia al perfeccionismo, experiencias tempranas negativas, miedo a la crítica, falta de práctica, fobia social, miedo al rechazo, entre otros. Además, es importante señalar lo expresado por el psicólogo Antonio Cano, quien plantea que este problema "puede durar para toda la vida si la persona no se somete a tratamiento con la ayuda de un psicólogo”.

En cuanto a los síntomas, el miedo escénico se puede manifestar de diversas formas, a nivel fisiológico mediante síntomas como aumento de la temperatura, taquicardias, sudoración, así como dificultades en el sistema nervioso muscular, también sequedad bucal, temblor, o dificultad para tragar, entre otras. De igual manera, la persona afectada puede llegar a pensar que tiene que ir urgentemente al baño a vomitar.
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El ser humano suele verse afectado frecuentemente por este factor, desde niños, si no se hace lo necesario para superarlo, la persona crecerá llena de temores, y con limitaciones para comunicar sus ideas ante una audiencia, ya sea un gran público o una pocas personas dentro de una sala de conferencias; hay ocasiones en que el sólo dirigirse a otra persona para expresarle algo le resulta estresante, por miedo a ser rechazado u objeto de burla.

En el plano profesional, el miedo escénico surge, sobre todo cuando éste no se ha preparado previamente, bien sea para un discurso, una conferencia, una presentación, una entrevista, o simplemente cuando tiene que identificarse ante otras personas. Ese temor que atrapa al individuo se origina del interés de hacer un papel digno y a la altura de las circunstancias; sin embargo, lo que se encuentra en su interior es se puede identificar como falta de confianza en sus capacidades y recursos.

Las consecuencias pueden ser muy perturbadoras para quienes sufren de miedo escénico, ya que esto supone una limitación en sus relaciones sociales. Además, es un miedo que padecen estudiantes quienes pueden ver comprometidos sus estudios cuando este factor los hace evitar realizar presentaciones o exposiciones necesarias para su rendimiento académico. Es importante resaltar que los profesionales más afectados son los músicos, los comunicadores sociales, actores, cantantes, bailarines, publicistas y otros que sus profesiones les exigen realizar exposiciones o presentaciones de algún producto o de resultados de su gestión, entre otros.
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Miedo escenico es un obstáculo

Por otro lado, y desde la perspectiva laboral, algunas personas pueden llegar a rechazar cargos o actividades laborales que requieran tener que exponerse al público; lo que ocasiona estancamiento en su crecimiento profesional, generándole también sentimientos de culpa y frustración por su incapacidad para vencer sus temores.

El detonante común en todos estos casos es la falta de preparación previa sumado al pensamiento negativo respeto a lo que se está haciendo, por ejemplo: si la persona está haciendo la presentación de una campaña para el lanzamiento de un producto nuevo o un cambio de imagen de una ya existente en el mercado y no tomo la precaución de hacer una revisión final del material, esto le crea inseguridad, más aún cuando carece de información suficiente al ni siquiera participar en su elaboración. Estos factores generan un estado de ansiedad que lo hará improvisar, resultando la actividad en un fracaso, y la pérdida de un cliente potencial para su empresa.

En este sentido, resulta esencial para todo profesional que sufra de miedo escénico, buscar ayuda profesional, para logar superarlo. Al respecto Yagosesky (Op cit) 2001, expresa: “lo primero que se debe hacer cuando se está dispuesto a enfrentar y superar el miedo escénico, es trabajar en el desarrollo de la autoestima. Hacer una revisión profunda para renovar los mapas, es decir, las pautas que a manera de grandes e inalterables conclusiones dirigen cada acto de la vida del individuo”.

Para ello es muy importante que el individuo trabaje en mejorar su autoestima, que comience una tarea de autovaloración que los hace convertirse en una persona segura, capaz de vencer y salir adelante frente a cualquier situación; su concepto de sí mismo tiene que cambiar dándole un enfoque diferente a su personalidad, debe además anular todo pensamiento o todo recuerdo que lo traslada a esos momentos donde puedo haber fracasado al presentarse ante un grupo de personas a comunicar una idea o a realizar una exposición, porque esas son las cosas que activan su miedo al fracaso o al ridículo.

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Actualmente existen muchos recursos a la disposición de las personas que sufren de miedo escénico, que con determinación y esfuerzo pueden vencerlo y pueden llegar a alcanzar esas metas anheladas que este factor les ha impedido lograr.

R. Yagosesky en un artículo de la revista digital ¡Hola mundo! Publicado el 29 marzo, 2011 plantea lo siguiente:
La regla más importante para hablar en público, entonces, es saber muy bien de qué se está hablando. Quizás le suene obvio, pero lo cierto es que la mayoría de los oradores que tienen dificultades para hablar en público, no tiene tampoco una idea clara de lo que quieren transmitir a su audiencia. Y no hay mejor manera de vencer el temor que estar bien preparados para lo que vamos a decir. Es como en todo orden la vida, cuanto más listos estamos y menos dudas sobre lo que vamos a hacer tenemos, más posibilidades de no cometer errores y enfrentar a la situación sin sufrir un ataque de pánico.

Es por ello que se hace énfasis en el estudio, en la preparación previa del tema específico que se va a tratar, del ensayo y la memorización del contenido, esto evita los errores comunes que se presentan en medio de un discurso, exposición, concierto, actuación en general, puesto que al estar en pleno conocimiento de lo que vas a presentar el margen de error es mínimo y al tener un resultado positivo la persona mejora su autoestima, gana seguridad y asegura crecimiento y ascenso en su carrera profesional.

También es importante destacar, que tener un poco de miedo no nos hace débiles, al contrario, nos hace estar conscientes de que somos humanos y de que podemos cometer errores, y que de esos errores podemos aprender para evitar reincidir en la falla que los provocó. No tener miedo o fingir no tenerlo, crea desconfianza en las personas que nos observan y nos oyen, podría hacernos ver como imitadores de personajes ficticios ya que se estaría pretendiendo ser alguien distinto. Sin embargo cuando nos mostramos tal como somos, pero tenemos el conocimiento necesario sobre lo que vamos a comunicar, esto hace que la audiencia tenga una actitud dispuesta para aceptar las ideas o lo que sea que se desee plantear.

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De acuerdo a todo lo expuesto anteriormente, es necesario aceptar que vivimos en una sociedad donde las personas necesitan agradar para ser aceptadas en el grupo, lo que los expone como seres débiles y vulnerables, ya no dependen de la propia autoestima, sino de la aprobación de quienes les rodean. Esa necesidad que tienen de resultar agradables y de impulsarlos al sometimiento pasivo sólo genera desprecio; por lo cual, hay que valorarse y darse un puesto digno.

El miedo escénico no respeta clases sociales, ni riqueza, ni títulos, ni poder. Es como un virus que puede alcanzar a casi todas las personas; contra el cual sólo hay una protección, la autoestima, que produce un sentimiento de valor, que sobrepasa todas las opiniones.

Es por ello que los profesionales deben comprender que el miedo escénico nunca desaparecerá del todo, por lo cual es necesario que aprendan a convivir con él, y sobre todo que estén conscientes de que es inofensivo y no puede hacerles daño a menos que lo dejen avanzar, es decir, a menos que la persona se lo permita, y eso solo puede lograrlo adquiriendo el conocimiento, las estrategias y recursos necesarios para controlarlo.

Como dijo Yagosesky (op cit) 2011: "Errar es humano”, que errar es parte de la vida y también una forma de aprender. Si aprendimos el temor también podemos aprender la seguridad y la habilidad para hablar en público. En la vida todo tiene un precio. El éxito es producto de esfuerzo, de constancia y de tiempo. “Si un hombre alberga cualquier miedo, éste perturbará todos sus pensamientos y dañará su personalidad convirtiéndole en esclavo de un fantasma”



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