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Saludos, queridos lectores.
Espero que hayan tenido una excelente semana. Nosotras, en particular, tuvimos una semana algo accidentada pero muy entretenida. Y es que, hace tan sólo un par de días, ¡fue el cumpleaños de Pavel! La princesa de la casa completó un nuevo ciclo en su vida y, con él, dejó atrás malos recuerdos y personas que tuvieron un papel importante entonces.
Yo, por mi parte, sé que no soy la persona más expresiva y cariñosa; en realidad, soy bastante cruel. Así que la estuve torturando por meses diciéndole que le tenía una sorpresa: un libro de gramática francesa (en francés, obvio) para ayudarla a aprender ese idioma que tanto la apasiona.
Les dejo una foto mía con el regalo de Pavel:
Como es bien sabido, la situación económica en Venezuela es un poco delicada. Aún así, eso no nos impidió celebrar un cumpleaños... ¡con todas las de la ley! Un amigo de la universidad trajo tres pedacitos de torta de chocolate (muy rica, por cierto) y lo repartimos entre todos los que estábamos. Compramos algunos snacks, una botella de "licor" y un par de coca-colas, y nos sentamos a filosofar sobre la vida. Nuestra pequeña Pavel nos leyó sus escritos más recientes, que pronto compartiremos con ustedes, y en eso se nos fue la noche: entre letras y risas.
Cerca de la media noche, pedí a todos hacer silencio y les dije que como lo mejor se hace esperar, era mi turno de hablar con la cumpleañera; por si se lo pregunta, nope, no le había dicho "feliz cumpleaños" en todo el día y eso que fui yo quien la despertó en la mañana, jajajaja. Ese momento se puede resumir con algunas fotos:
No le digan a Pavel que subí esto o me va a matar, shhhh.
Lamentablemente, Luna Bohemia no pudo estar con nosotras porque tenía obligaciones de super mamá. Pero tenemos la esperanza de celebrar juntas el próximo cumpleaños.
En fin, ese es un resumen de lo más resaltante de la semana de cumpleaños de Pavel. Hay otras cositas más, algunos proyectos principalmente, pero queremos reservarnos esas noticias para el futuro; cuando se materialicen. Lo que sí es que tengo que contarles sobre un movimiento muy genial que creó la cumpleañera , aunque dejaré ese tema para otro post.
Les contaré un pequeño secreto,
(que no es un secreto).
Cada viernes, desde que vivimos juntas, nos tomamos una cerveza para celebrar que tuvimos una semana excelente o como premio de consuelo por una mala semana. De esta forma, cerramos cada ciclo con un brindis a la salud del porvenir.
Es una forma muy divertida de salir de la rutina y atraer las buenas vibras a nuestra vida.
¡Es tradición en este anexo! (y en dónde estemos).
Hoy, es viernes de birras.
