12/10 - Sobre el (des)amor.

Despertaba el alba aquel día de invierno; se elevaba la bruma sobre el mar y la densa niebla aturdía mis sentidos. El frío, madre mía, me calaba hasta los huesos; fue, quizás, el invierno más frío de mi vida. Los recuerdos se amontonaban en mi cabeza, uno tras otro, amenazando con salirse por las cuencas de mis ojos. Sin embargo, hacía años que había perdido la facultad de llorar (por ti).

Apuré sin ánimos, el último trago de cerveza. Definitivamente, la nostalgia es una hija de puta, llega siempre que estoy en la cúspide de mi felicidad. Y, con ella, amor mío, llegas tú y el recuerdo de tus párpados cerrados, apresando, tras de sí, tu mirada soñadora cuyo brillo habría de desvanecerse en un abismo. Llega también la certeza de mi exilio.

Aún me estremezco al recodar, al sentir, al pensar. Sin embargo el paso del tiempo me ha llenado de la determinación suficiente para volver a avanzar, para retomar el camino. -Hoy no vencerás, hoy seré feliz. - prometí al viento, arrastrando las palabras. 


Pienso en mi en aquel momento y me da risa, el amor nos vuelve idiotas, ¿no lo crees? Sin embargo, ya no más.

Hoy brindo a la salud de los caídos en tu juego porque yo, a diferencia de ti, siempre cumplo mis promesas.


Fuente.

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