Una breve historia del olvido.

No he aprendido a olvidar. Siendo franco, me niego rotundamente al hecho de dejar atrás, de no querer cuando quiero querer; me he endeudado conmigo mismo una y otra vez en formas de perdón, la terquedad me despierta cada mañana mientras el impulso por recodar cada vez más a detalle, se sienta conmigo a desayunar.

No he aprendido a olvidar, de aquellos días en los que era un necio de carácter corrosivo, de las mil y un palabras que pronuncie en formas de amor para alguien que ya ha olvidado.

No he aprendido a olvidar, ¿Por qué? Porque es donde me encuentro, es donde en la nostalgia es donde fuí feliz y soy feliz, me gusta la atemporalidad de los días pero me estorba los recuerdos nublados de un corazón ajeno que no supo querer.

No he aprendido a olvidar y no lo haré, porque el pasado hace amistad con el tiempo para darnos un presente y vivir de él y hay que aprender de los días de ensueño, de los tiempos de gloria; ¿ Y quién sabe? Tal vez, si le brindas un poco de tiempo al tiempo, tal vez aprendas a recordar pero mientras tanto, no he aprendido a olvidar.

DSC_2924.jpg


📷 Palabras y fotografía de mi total autoría, cámara réflex Nikon D60, lente Nikkor 18-55mm. ✒️

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now