LIBERTAD PARA ODIAR: POSMODERNIDAD, DEMOCRACIA Y TIRANÍA DEL CAOS

Fuente img:https://elmanifiesto.com/tribuna/6104/deconstruccion-de-la-izquierda-posmoderna-i.html

En los últimos años, hemos asistido al despliegue de los ismos. Un mar de ideologías, furiosas y estúpidas, llegaron a los costas humanas con ganas de perturbar la paz. ¿Su legado? Un sinfín de bloques enfrentados; un semillero regado con rabia que ya trasplantado, da jugosos frutos de un odio bien mimado.

¿Cuál es el mundo de hoy? No ha hecho falta una guerra nuclear, un Chernóbil planetario, un cambio climático extremo o una extinción masiva, para conseguir que el planeta sea un lugar inhabitable. Un desierto inhóspito, únicamente habitado por el ojo amigo del Gran Hermano. Vigilante tras la mirilla digital.

El espirítu retrocediendo a los tiempos feudales.

¿Qué es la democracia? Para los idiotas, quiénes forman mayorías, democracia es expresión del pueblo. Un constructo donde los ciudadanos expresan lo que creen mejor para su futuro. Abandonando el mundo de yuppi, y metiendo mano a la árida realidad, encontramos que la democracia solo es la llanura de las suspicacias.Fértil terreno para la cosecha del mal. Un sistema donde enfrentar a unos con otros, manteniendo vivo un ordenado conflicto, pulcro y sin desperfectos caros.

Los tres poderes, diferentes en sus funciones pero unidos en su prostitución, tejen alianza con el imperio mediático, bautizado por algunos como cuarto poder. Altavoz en mano, fabrica conflictos inexistentes y revive odios dormidos.
Siempre al servicio de la venganza.

Feministas, animalistas, LGTB…todos ellos odian la sociedad en la que viven mientras se odian entre sí.
¿Por qué surge esto? Porque es el momento perfecto. La posmodernidad como pirámide de valores y sistema de dominio. Infinitas identidades, demolición de lo establecido y relativismos sin fisuras. Las dialécticas se han multiplicado, abandonando la lucha de clases por la pelea de tribus urbanas. La atomización creciente, amplía el campo de batalla hasta el propio individuo, quedando este al oleaje de las moles ideológicas identitarias.

Y el poder, lascivo y picarón, se frota las manos.

¿Cuál es el resultado de todo esto? Pues una sociedad fragmentada, impregnada con la mancha del odio y un desprecio absoluto por el mundo real. Los diferentes identitarios comparten este odio…pero al odiarse entre sí son incapaces de catapultar cambio alguno.

El caos sirviendo al orden; el desorden sirviendo a la estabilidad.

Mientras tanto, los grandes poderes económicos, bancos, multinacionales, altos funcionarios, etc., frotan sus ensangrentadas manos con su esclavo bajo la bota. Este panoli, impotente y sin respuestas, sigue en peleas estériles como homúnculo pseudohumano, cavando su propia tumba y anulando su capacidad de respuesta.

¿Para cuándo el fin de la aberración identitaria? Solo se cambia el mundo unidos, sin disgregarse en masas amorfas y emocionales ¿Cuándo yacer juntos, unidos como cuerpo social? Sin respuesta a este problema, el mundo se encontrará perdido.

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