Como un pájaro libre y fugaz, así se sentía mi cuerpo al rozarse con el viento; fuerte y húmedo. Una sensación que mi cuerpo y alma jamás olvidarán, piernas al vacío guiadas por las telas. Tras montañas pobladas y verdosas, su norte; el radiante sol bajo un mar inmenso. El viento me trasladaba de un lugar a otro y solo las cuerdas controlaban su movimiento; firme y al descenso. Sensación de paz, libertad, afinidad, felicidad, adrenalina, transformación... esa es la sensación de volar. Sentir tu alma libre de juicios, ataduras, miedos, incertidumbres; solo TÚ en todo esplendor. Y es que esta, es la sensación que debemos experimentar al tener los pies en la tierra.