Mi primer cuento

Hola Steemits, soy @matacs, hace varios dias hay una historia dándome vueltas en la cabeza, realmente es muy sencilla y quiero compartirla con ustedes, espero que la disfruten...

Esa mañana Augusto se había levantado temprano, no podía contener la emoción, ese lunes finalmente su padre había accedido a dejarlo manejar, ser conductor de autobús había sido su sueño de toda la vida, y aunque su madre quería verlo como un gran médico, a Augusto la verdad estudiar no le gustaba mucho y había decidido terminar bachillerato para darle gusto a su madre pero hasta ahí, con el trabajo del autobús podía ganarse la vida y formar una familia, con eso era suficiente para él.
Augusto ya sabía qué música iba a colocar, la ropa que se iba a poner, se baño y se perfumó, estaba muy emocionado, hacía ya una semana que tenía licencia y por fin había llegado el gran día, conocía la ruta de su padre, cada calle, cada giro, cada parada en el camino estaba grabada en su mente.
El olor del desayuno lo despertó de su ensoñación, el café recién hecho, las arepas asándose en el budare, y Maria Antonia, su madre, caminando de un lado a otro en la cocina, nerviosa porque su muchacho iba a manejar ese autobús. Su historia no es muy diferente de las historias que se escuchan por ahí. Ella salió embarazada de Rafael cuando ambos estudiaban Administración en el Instituto, así paso de ser la niña consentida de su familia, a la mujer de Rafael.
Rafael la amaba, pero no estaba listo para enfrentar una situación así, habló con sus padres y se la llevó con él, detuvieron los estudios, él se puso a trabajar taxeando en el carro de su papá, Rafael era de esa gente que cae bien, buena gente, conversador y al poco tiempo tuvo una lista de clientes satisfechos, así a los pocos meses, pudo comprar su propio carro, dos semanas antes de nacer Augusto había conseguido alquilar una pieza para su pequeña familia, así salieron de casa de los padres de Rafael.
Hacia años que vivían en su propio apartamento, lejos estaban los años de apuros económicos, y aunque no lograron terminar su carrera, Rafael y Maria Antonia salieron adelante, Rafael había comprado el autobús unos meses atrás, uno de veintidós puestos, ya era el quinto autobús que compraba, se sentía satisfecho, sólo manejaba el autobús cuando alguno de los conductores faltaba y ahora Augusto se unía al equipo, y bueno, ya Augusto conocía el trabajo y la ruta, desde los 14 años había sido su colector, hubiese sido antes pero María Antonia no lo había permitido.
Augusto acababa de tomar su pendrive con música cuando María Antonia lo llamó a desayunar, café con leche, perico, arepas, queso rayado, crema de leche y mantequilla, al verlo Augusto abrazó a su madre, y con picardía le dijo al oído:
-Mamá te faltó la mayonesa.
Coño Augusto! te parece poco?, respondió María Antonia un poco molesta.
El muchacho soltó la carcajada, le encantaba ver pelear a su mamá.
Rafael sirvió dos tazas de café, una para el y otra para María Antonia y mirando a Augusto ya hecho casi un hombre: -Deja tranquila a tu mamá y anda a buscar la mayonesa en la nevera.
A las 5 y 15 de la mañana ya los otros conductores habían sacado los autobuses del estacionamiento, sólo faltaba Augusto que saboreaba cada momento al volante del autobús nuevo, el olor del cuero de los asientos... revisó una vez más el sencillo para comenzar el día y esperó a Carlos, Carlos era su amigo de toda la vida, se conocieron en el preescolar y desde entonces fueron inseparables y hoy en el gran día sería su colector, era un muchacho más bien callado, con ojos brillantes que revelaban una inteligencia y ambición mayor que la de su amigo, era capaz de contar los billetes con solo una ojeada, le gustaba el dinero, sabía que para conseguirlo debía estudiar, no quería ser conductor de autobús como Augusto, pero debía conseguir el dinero para poder pagar el instituto, como su familia no podía ayudarlo, él había comenzado años antes a trabajar con el papá de Augusto como colector y ahora que su amigo estrenaba autobús, nadie mejor que él para acompañarlo.
Faltaban sólo dos personas para completar los asientos del autobús, iban a comenzar la tercera vuelta y apenas eran las 9 de la mañana cuando Carlos no se pudo contener y le dijo a Augusto:
-Y si metemos 8 personas de pie en el pasillo?, así podríamos hacer más plata, más rápido.
Llevaba años queriendo decir eso, pensaba que metiendo más gente en el autobús, ganaría dinero más rápido.
Que a Augusto no le gustara estudiar no significaba que fuese tonto, aprendió a sumar y restar sacando la cuenta de lo hecho en el día cada noche con su papá, conocía el oficio de transportista como el que más, sabia de mecánica y conocía los autobuses como el propio Rafael.
-¿Sabes porque la gente prefiere los autobuses de mi papá en vez de los otros de la misma ruta?, le preguntó sonriendo. Carlos se encogió de hombros.
-Porque son los más limpios, más rápidos, más cómodos cobramos el mismo pasaje que los demás pero hacemos tres vueltas más que los demás conductores, por eso alcanza para pagarte casi lo que gana un conductor de las otras líneas.
Augusto conocía a Carlos y ya sabía por donde venían los tiros. Carlos insistió:
-Bueno! más a mi favor! imaginate nada más, metiendo 8 personas más en cada vuelta serían casi tres vueltas más! osea 11 vueltas en un día!!
-Estás loco!, Así no se saca la cuenta!, eso ya esta cuadrado, no son dos días que mi papá tiene en esto, ¿qué es lo que tu tienes?, estás más pesetero que nunca!, no te antojaste otro día sino hoy! ¿qué coño te pasa?.
Carlos se quedó callado. tenía que pensar mejor las cosas, Augusto era su amigo, pero no sabía como decirle que quería irse de la ciudad para estudiar, debía haber otra solución, pero ¿cual?.
-Nada, dale tranquilo en la otra vuelta brindas un café. Le dijo a su amigo para calmarlo un poco, todavía no sabía como contarle.
Augusto lo miró, y recordó cuando iban de camino a la escuela y le preguntó a su padre: ¿porque no llevabas gente de pie en el autobús como hacen los demás conductores?.
-Los demás conductores, son sólo éso "conductores", este autobús es mío y nuestro medio de subsistencia, si el autobús se daña por mal uso yo soy el responsable y debo pararlo, el autobús parado no produce dinero, cada día el dinero que gano debo organizarlo para que alcance para todos, una parte para el autobús, para su mantenimiento y para pagar el cupo en la línea, otra parte para nosotros como familia, otra parte para ahorrar y otra para comprar otro autobús, algún día quiero tener una flota de autobuses. Subiendo más pasajeros de los que caben sentados, van a dañar el autobús, y el dinero obtenido no va a ser capaz de cubrir ese daño.
Parecía que estuviese escuchando de nuevo a su padre.
Mientras Augusto trabajaba con Rafael como colector en los autobuses, Carlos estudiaba para ser el mejor estudiante de la escuela, y realmente lo era, sin embargo no había podido conseguir una beca para estudiar odontología, los materiales y equipos necesarios para estudiar esa carrera estaban muy lejos de sus posibilidades y aunque tenía algo ahorrado no era suficiente para cubrir la matrícula, los materiales y mucho menos para pagar la residencia y sus gastos en otra ciudad, además era el sostén de su familia luego que su papá muriera es esa construcción, su madre se gastaba toda la pensión de supervivencia en cremas y maquillaje, gracias a dios su padre había pagado la casa, pero la comida, servicios y todo lo demás corrían por su cuenta, como sólo eran ellos dos podían vivir con su salario de colector, pero sus estudios de odontología cada día estaban más lejos.
Carlos pasó toda la vuelta en silencio y un poco distraído, cuando se bajaron todos, Augusto cerró el autobús y lo llamó:
-Vamos a tomarnos ese café pues y me cuentas ¿que es lo que te pasa?, coño pareces un zombi.
Carlos bajo del bus haciendo de zombi., y ambos se echaron a reír, caminaron hasta la cafetería del terminal, pidieron dos negritos, pagaron y se fueron a sentar.
-Ajá, ¿que coño te pasa?, ¿preñaste a Gaby?.
-Carajo!, casi me ahogo con el café!!, estás loco!!, no, Gaby está bien, bueno no me ha dicho nada. Dijo Carlos pensativo.
-Bueno y entonces?, me vas a decir?, te voy a joder todo el día hasta que me cuentes, porque esas dotes tuyas de empresario van por mal camino, y más conmigo, y se echó a reír.
-Nada, que las inscripciones son en un mes, mi mamá se gasta todo y lo que tengo no me alcanza para pagar la inscripción, ya tengo algunas cosas compradas, pero me falta plata.
-Ajá, ¿Cuanto te falta?, le pregunta interesado Augusto.
-Como 250 verdes, dice Carlos cabizbajo.
-Y con esos 250 hasta donde llegarías?.
Carlos lo mira y le suelta: Ya va!, tu tienes 250 verdes??!!
Coño estoy trabajando desde los 14 años como colector, ganando lo que gana un conductor cualquiera, vivo en casa de mis padres no pago ni alquiler, ni comida ni nada, colaboro en algunas cosas pero no tengo una responsabilidad real, quiero comprar mi propio autobús y comenzar mi propia empresa de transporte, claro que los tengo!. Luego, con el rostro ensombrecido, lo miró de nuevo para decir: -Lo que no sé es si te los puedo prestar…
Augusto sabía que para estudiar odontología, Carlos debía irse a vivir a otra ciudad.
Carlos no lo podía creer, Augusto su amigo de toda la vida, estaba dudando de su amistad, dudaba de él, su casi hermano
-No dudo de tu amistad o de ti, cálmate, ya poco importa si te lo doy o no, ahora que lo pienso mejor, te hubiese dejado tranquilo.
Augusto sabía lo que Carlos pensaba, se conocían de toda la vida. Apenas eran las 10 de la mañana del gran día de Augusto, el primer día del resto de su vida. Estaba triste, pero el día debía continuar, así que volvió a ver a su amigo. Carlos había entendido.
-Vamos el autobús nos espera. Dijo Augusto saliendo de la cafetería.

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