A veces los trozos de pan,
sonríen y parecen felices,
pero el reflejo en el espejo,
deja ver tristezas en su cuerpo.
Llega el perro hambriento,
huele que es pan fresco,
le da un mordisco
y lo deja repulsivo
Pero como nada es tan malo,
con una cinta lo hemos adornado,
le dimos un ratico de alegría
al pan que anda triste por la vida,
fingiendo sonrisas.
No sabemos que nostalgias llevan las personas, por eso seamos más comprensivos y esparzamos amor por el mundo sin color.
Aclaración: El pan reposa sobre mi mesa de noche, tranquilos, nadie lo comerá.
Créditos
Margarita Palomino
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Este grandioso dibujo lo hizo @desireemolina14, soy yo con Waldo y don Zarigüeyo, mis más fieles amigos, muchas gracias por tan bello detalle.