"Ver más allá de la lente, un desafío no sólo a lo técnico, sino que al intelecto". - @maraven
No soy especialista en fotografía, de hecho, considero que ni siquiera he alcanzado un mínimo grado dentro de lo que ello significa.
Es una disciplina que me apasiona desde mi muy temprana juventud, aún conservo una cámara zenit a rollo (una verdadera exquisitez), que guardo como una joya ya que en tiempos de desempleo, me permitió obtener algo de dinero ( y una que otra aventura, hay que reconocerlo).
Fuente: "Fotografía propia tomada y editada con un móvil cualquiera"
¿Pienso, luego existo? El arte v/s la razón.
Según mi apreciación, en el arte de la fotografía, existe una serie de códigos que permanecen ocultos y que no tienen relación con el hecho de poseer un acabado conocimiento técnico en la manipulación de una cámara.
Sucede que enfocamos de forma mecánica, creyendo que al utilizar de la mejor manera posible (y según las indicaciones del fabricante) el avanzado artilugio tecnológico que tenemos en nuestras manos, es todo lo que necesitamos para ser "considerados" en el pináculo de la "elite" de la fotografía. En esto se queda la mayoría de los fotógrafos actuales, novatos y no "tan novatos". Lo que lleva a una lucha constante de megapixeles, aberturas de diafragma, velocidades supersónicas de obturación y de ISO... Y en la actual era digital, enormes cantidades de gigabytes... para almacenarlo TODO , cual Diógenes digitales.
No podemos permitirnos el lujo de perder una toma, por innecesaria que sea.
Debemos "presumir" nuestras habilidades ante el resto.
¿De que otra manera inundaremos nuestras redes sociales con repetitivas (y poco atractivas) muestras de nuestra "genialidad"?
Es la mirada del intelecto en la que sólo varía el conocimiento técnico en el uso de las miles de posibilidades que les otorga la cámara. Lo que demuestra que a pesar de todo ése conocimiento acumulado, no se tiene nada para comunicar, no existe un sentido que impulse a practicar una y otra vez para alcanzar la perfección más allá de lo técnico.
Más allá del intelecto.
Pero existe otra mirada, esa que no pasa solamente por el intelecto. La mirada del artista, ...del alma.
La que aporta la sensibilidad necesaria para reconocer una oportunidad única, y deja pasar las irrelevantes, donde apunta y dispara el resto.
Esa mirada que dota de vida a la fotografía y realiza el milagro que la eleva a la categoría de obra de arte. Cuyo efecto en el espectador es fascinación, es sacarlo de su cotidianidad, llevarlo a la emoción, a la simpatía o en su defecto, al rechazo.
Hacer que produzca "algo" en quien observa, que movilice sus fibras internas. Que se quede en su mente y en su retina, de lo contrario no pasaría de ser una foto más del montón.
Pienso que con el tiempo es necesario desarrollar una especie de visión binocular que aúne ambas miradas. Que conduzca al artista a ver más allá de la lente, un desafío no sólo a lo técnico, sino que al intelecto.
Que le permita calcular en una milésima de segundos todos aquellos parámetros necesarios para que la mecánica de de la cámara se encuentre presta, para luego dejar que el alma fluya libre guiando el movimiento de cada uno de los músculos del cuerpo, y de ésta forma no dudar al momento del disparo, propiciando que el espectáculo que se presenta ante sus ojos sea perpetuado en el tiempo.
Nos leémos!!!
Fuente img.: Diseño propio.
Fuente img.: Diseño propio.