Amor al estilo Almodóvar

En la madrugada retumbó la habitación con un tono Beep android de mi celular a todo volumen. Adormecida, queriendo que el aparato dejase de sonar, -por mi cabeza solamente cruzaba la imagen del móvil volando hasta chocar contra una pared, vuelto añicos y silenciado- quise seguir durmiendo, soporté el sonido incómodo y dejé que el repique llegara a su fin sin salir de mi crisálida de cobijas. ¡Volvió a sonar! Más dormida que despierta pude estirar la mano desde la cama y alcanzar el teléfono bullero; sin mirar la pantalla atendí la llamada. Era él:
-Arregla un maletín con algo de ropa, te paso buscando a las 6:00am
-¿Qué vamos a hacer y dónde? ¿Cómo estás?
-Es sorpresa, lleva algo de color rojo. Nos vemos, tienes una hora para estar lista.

Yo estaba sorprendida, ansiosa, llena de alegría por saber de él. Totalmente desconcertada. ¿Cuándo regresó? ¡Necesito verlo pronto! Rápidamente tomé lo necesario y a las 5:59am me encontraba lista, comiéndome las uñas y esperando a que pasara por mi. Escuché la corneta de su carro, salí de la casa y me subí al auto. Al vernos lloramos de la alegría en un abrazo infinito y apreta'o, muy apreta'o, (acababa de llegar al país luego de una ausencia larga e injustificada que me mantuvo expectante y preocupada) llegamos a un pueblito del estado Miranda, conversando sobre proyectos juntos y él, como siempre, con cámara en mano.

Me dijo que la petición de que tuviese alguna prenda roja era por su afición al "rojo Almodóvar" en las fotos. Llegó con más ímpetu, mucha alegría y millones de proyectos por realizar... Él es Roy Williams, mi mejor amigo, hermano de corazón, director y actor de teatro, fotógrafo, cineasta y ¡loco de atar!

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