Manifiesto de la mujer soltera y feliz

No tengo ningún derecho a pedirle a alguien más que cambie su forma de ser solo porque a mí no me parece. Yo también tengo mis manías y me gustaría que me las dejaran en paz, gracias.

La próxima relación que tenga deberá ser algo fácil, que no con una persona fácil, dado que yo misma no lo soy. No quiero nada tormentoso y no quiero a nadie que venga a querer cambiar mis planes o a pedirme cosas que no estoy dispuesta a hacer voluntariamente.

Tengo tantas cosas en mi lista de metas por cumplir que no toleraría a nadie que viniera a interponerse.

Quiero simple compañía para lo que sea: beber, ver películas, leer, escuchar música, llorar, hablar, coger, viajar, reír, comer. Pero que no deje de ser eso: simple compañía. No quiero ser suya y no quiero poseerle.

Tampoco quiero que compartamos gustos, ya no le encuentro sentido a eso. Si convergemos en algún interés, qué bueno, pero ya no es requisito. Mis pasiones, siendo mías, las disfruto sin la necesidad de aprobación de mi pareja. Sus pasiones, siendo suyas, sabré respetarlas y si me gustan, a amarlas yo también. Que de paso me ayudarán a expandir mi mente, a salirme de mi propia caja, a explorar todo aquello que antes rechacé y así, tendremos una relación más enriquecedora.

Quiero que la otra persona sea y ya, tal cual es. De manera que también me lo permita a mí. Sin reclamos, sin celos, sin competencias por el poder, sin encierros, sin ataduras, que sí compromiso. Porque no, no es lo mismo.

Vivo una de las etapas más felices de mi vida, no porque tenga lo que quiero o porque esté en las circunstancias alguna vez soñadas, sino porque estoy muy enfocada, he aprendido a conocerme muy bien y no quiero que nadie venga y altere ese estado ni para bien ni para mal. No quiero que se lleve mi felicidad, pero tampoco espero que la magnifique. No puedo darle tal responsabilidad a otra persona. Ni yo quiero resolver su vida, ni complementarle, ni arreglarle el corazón roto, ni recoger desastres que dejaron otras, ni dictarle qué hacer y ciertamente no quiero que espere que lo haga. No puede darle tal responsabilidad a otra persona.

En fin, que le quiero nada más para no caminar tan sola, pero que no olvide que caminando ya estoy.

Madame-Bovary-e1436500655376-500x282.png

Isabelle Huppert en la adaptación al cine de Madame Bovary (1991)
Fuente: FILMIN

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now