Me preparé para recibir este nuevo año en pijamas, viendo televisión con mi nena, y con mi otro amor -siempre tan incondicional- durmiendo. Mientras escucho afuera la cuenta regresiva y el sonido de explosión de los fuegos artificiales, pienso en lo simple que es la vida, en lo feliz que me siento por primera vez. Feliz, amada, completa, tranquila y sobre todo, en paz. Una paz inigualable, sin precio pero con todo el valor del mundo.
Me arropan los sueños, las ilusiones que otra vez se adueñan de mí y me hacen llegar a la Luna.
Recibo un beso tras otro de estos dos seres que me dan un amor tan inmensamente sagrado y el corazón me explota de dicha, nos preparo chocolate, frío para que no se pierda la magia de esta noche. Y lo entiendo así... No quiero un año nuevo con una vida nueva. Quiero las mismas sonrisas, las mismas personas con las que estoy finalizando este.
Quiero creer, crear, soñar y llenarme de oportunidades, pero seguir siendo yo.
Este es mi objetivo de año, ser mi mejor versión de mí para todos, dar lo mejor como madre, esposa, amiga, sin estereotipos, sin dejar de ser este hogar en el que me he convertido para las dos personas que me han amado con todo lo que soy.
Y el de ustedes ¿Cuál es?
