Mesanjes hot entre Simón Bolívar y Manuela Saenz (cartas)

Les dejo dos cartas escritas por Simon Bolivar y Manuelita Saenz cuando empiezan sus aventuras. Manuela en ese momento seguía unida su marido, sin embargo este estaba al corriente de las andanzas de su mujer. Estas fragmentos fueron extraídos del clásico  "Cartas de Amor entre Manuela y Simón" en donde recopilan muchas cartas que estos personajes se escribieron. Espero que puedan ver la lujuria que había en estas cartas:

Imagen extraída de ElUniverso

Quito, a diciembre 30 de 1822
 El Libertador Simón Bolívar Señor mío:
Yo agradezco a usted por el interés que toma sobre mi persona, porque usted bien sabe de mi presencia en cuerpo y alma a su lado.
Sobre lo que me dice usted en su carta del 25 del presente, me hace sentir la soledad que acompaña lo que es ahora la distancia.
Considéreme, usted su amor loco y desesperado por unirme hasta la gloria de su ser; supongo que se halla usted en igual condición como lo está la más fiel de sus amigas

                                                                     Respuesta de Simón Bolívar:

Cuartel General Pasto, a 30 de enero de 1823
Mi adorada Manuelita:
Recibí tu apreciable que regocijó mi alma, al mismo tiempo que me hizo saltar de la cama; de lo contrario, esta hubiera sido víctima de la provocada ansiedad en mí. 
Manuela bella, Manuela mía, hoy mismo dejo todo y voy, cual centella que traspasa el universo, a encontrarme con la más dulce y tierna mujercita que colma mis pasiones con el ansia infinita de gozarte aquí y ahora, sin que importen las distancias. ¿Cómo lo sientes, ah? ¿Verdad que también estoy loco por ti?… 
Tú me nombras y me tienes al instante. Pues sepa usted mi amiga, que estoy en este momento cantando la música y tarareando el sonido que tú escuchas. Pienso en tus ojos, tu cabello, en el aroma de tu cuerpo y la tersura de tu piel y empaco inmediatamente, como Marco Antonio fue hacia Cleopatra. Veo tu etérea figura ante mis ojos, y escucho el murmullo que quiere escaparse de tu boca, desesperadamente, para salir a mi encuentro.
Espérame, y hazlo, ataviada con ese velo azul y transparente, igual que la ninfa que cautiva al argonauta.
Tuyo.

En un próximo post colocaré el mejor ejemplo para acabar una relación con elegancia e insolencia a la vez, digno de ser conocido por todos. 

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