Cuando nacemos, no tenemos ningún conocimiento de como es la vida, nosotros vamos aprendiendo en el camino. A través de nuestros consejeros, que vendrían siendo nuestros padres. Ahora, como en este mundo hay de todo, los consejos pueden ser buenos o malos, de alguna manera, nosotros somos imagen y semejanza de nuestros padres, aunque, mientras más tenemos conciencia con el tiempo, podemos tomar decisiones diferentes a las enseñadas.
Como padre joven he percibido, que el padre enseña y no obliga, porque cuando tu obligas, creas un ser humano infeliz y con limitantes. Pienso que nuestros hijos, deben tener ciertas libertades para acertar y equivocarse. Mediante eso, criamos un ser humano, con fundamentos y con la conciencia necesaria para tomar sus propias decisiones, sean buenas o malas. A veces, obligamos a nuestros hijos y le coartamos sus libertades, porque pensamos que es lo mejor, pero la verdad, es que le estamos provocando daño.
No quiero decir, que dejemos que hagan lo que quieran, sino que, las reglas deben ser flexibles. Un ser humano no aprende obligándolo, porque se vuelve rebelde en demasía. Un ser humano aprende de sus errores, nosotros los padres, somos los consejeros, que le daremos las herramientas necesarias para que se desenvuelvan. He sacado el tema de ser padre, porque considero que somos, un factor importante, para que los seres humanos del futuro encuentren respuestas en el camino, que le permitan crecer. Obviamente esas respuestas, no están escrita en ningún lado, nosotros de alguna manera, la vamos descifrando en cada situación que vivimos.
Ese aprendizaje, es necesario para crecer y desenvolvernos mejor, como personas. Siempre tratamos de no equivocarnos, pero hay situaciones, que están puesta en nuestro camino, para nosotros aprender de ellas. Capaz la solución que encontremos en el momento no es la correcta, pero, puede llegar a ser, la indicada, para de alguna manera, temporalmente seguir adelante. Lo positivo, es que ese error que cometamos, es un aprendizaje que nos queda para toda la vida y es algo, que podemos trasmitir, cuando lo que no sean padres ahora, se lo trasmitan a sus hijos en el futuro, que serán el relevo de nuestra sociedad. Mientras mejores seres humanos criemos, mejor sociedad tendremos.
Es verdad, que ninguno tenemos la fórmula perfecta, pero, dando una buena enseñanza, sin duda, podemos marcar la diferencia. No pensemos en la perfección, porque eso no existe, es un invento de nuestra sociedad. Entonces no pretendamos, que nuestros hijos sean perfectos, cuando sabemos en el fondo que eso no existe, eduquemos ciudadanos de bien, que sean productivos y que hagan su aporte a nuestro mundo. Estas palabras, las he venido encontrando en mi camino, sobre todo desde que soy padre. Comprendí muchas cosas, que en otro momento de mi vida no me había dando cuenta por mi inmadurez, entendí, que yo quiero que mi hijo, sea lo que el quiera, mi aporte será educarlo y darle las herramientas, para que él sea un buen ciudadano. Ese es mi enfoque y voy hacer lo necesario para que sea feliz, porque al final, su felicidad es la mía.
A la final, ese termina siendo nuestro objetivo, ser transmisores de conocimiento, hacia las futuras generaciones. Por ello, desde hace meses vengo trabajando duro, para que, a él, no le falte nada en esta vida.
Gracias por acompañarme y nos vemos en otra oportunidad...
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