Después de haberme dedicado a desperdiciar tiempo en vanidades de la vida que han dejado mi alma y mi corazón vacío, es hora de retomar lo verdaderamente importante.
Rodearme de esas personitas mágicas que están más allá de las adversidades, que llenan y desbordan con atenciones mi vida es lo que realmente me hace rica.
El tiempo en familia, con amigos y con mi hija es lo que realmente fortalece mi espíritu, lo que renueva mis energías.
Nada hace que nos sintamos tan plenos como el levantarnos, mirar al cielo y agradecer, saborear un buen café, una cerveza fría, disfrutar de una buena compañía, un rato entre amigos, las agobiantes tareas escolares y la sonrisa de mi hija, son los verdaderos motivos que hacen importante mi vivir.
Trabajo, ocupaciones, responsabilidades y tantas preocupaciones habían mermado la calidad del tiempo que comparto hasta conmigo misma.
Hay un versículo de la Biblia (no recuerdo cual porque no soy muy religiosa) que dice:
Para reflexionar…
Vivir con la convicción o la esperanza de alcanzar lo anhelado, cerrar los ojos y mentalizar lo que se desea.
Hace algunos años tenía sueños que jamás pensé materializar, también vivía ilusiones un tanto infantiles, el príncipe azul, el castillo, el amor eterno, el felices por siempre, entre otros.
Intente muchas veces consolidar de manera equivocada mi felicidad, la buscaba de manera errada en otras personas o en circunstancias especificas de la vida, cuando es tan sencillo ser feliz.
Una vez escuche a una buena amiga decirme:
“Luingrid, la tranquilidad no tiene precio”
Pues efectivamente, la vida me ha mostrado de una manera un tanto ruda y amarga que esa tranquilidad no esta en los brazos de una persona, en la posesión de una propiedad, ni en vivir determinadas circunstancias que catalogamos como importantes.
Aún continúo soñando, pero estos se han vuelto más realistas.
Quiero felicidad pero no sacrificando mi tranquilidad, quiero amor sin importar de donde venga y continuo soñando con un hogar así no sea un castillo.
No se si tenga una percepción equivocada, pero no cambio mi tranquilidad por nada.
Entre los años y los daños he aprendido!!!
