La vieja estación del tren

Hola de nuevo Steemit! He estado un poco ausente en estos últimos días y hoy decidí volver para compartir con ustedes una historia corta que escribí hace algún tiempo y apenas la encontré la mejoré según mis habilidades en la escritura lo hicieron, las cosas que escribo se llevan una pequeña parte de mi, por lo que tienen un gran significado a nivel personal, por ello espero que sea de su agrado y disfruten leerla tanto como yo disfruté escribirla.

Aquella vieja estación de tren había visto miles de historias, trágicas, felices, incluso aterradoras y seguiría viendo por mucho tiempo. Miles de cosas pasaban alrededor de las personas que en su mayoría transitaban por allí a diario, ajenos a todo lo que sucedía a su alrededor, cosas insignificantes y cosas con alguna importancia, todas pasaban desapercibidas, eran pocas las personas que veían algo y es que todo pasa mientras no miramos.

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Nerviosa, así lucia aquella joven de oscuro cabello con facciones cual muñeca de porcelana, que miraba en todas las direcciones, como quien busca algo o a alguien con muchas ansias. No había que ser muy sabio para aseverar que de eso se trataba pero la curiosidad de una anciana siempre sobrepasa cualquier lógica. -¿Esperas a alguien, linda?- Preguntó sin malicia alguna aquella mujer de cabello ya casi blanco a la joven, quien, algo asustada, volteo a verla.

-Ah… yo, si- Fue todo lo que respondió, ella solía hablar mucho, bromear y reír por todo y de todo, pero en aquel momento cualquiera juraría que se trataba de alguien que se le parecía y no ella, estaba tan nerviosa jugando con sus propias manos, totalmente abstraída de su entorno.

-¿Te molesta si me siento aquí y te hago compañía? Yo también espero a alguien- Dijo la anciana señalando el puesto a un lado de la joven, quien luego de ver el espacio le dedico una suave sonrisa y asintió con dulzura.

-¿Y a quién esperas?- Pregunto sin voltear a verla concentrada en ver a las personas que transitaban frente a ella. Por su parte la joven volteo con asombro y sobresalto –¡Oh no! Has de pensar que soy una anciana metiche y atrevida. No hace falta respondas, cielo, disculpa mi atrevimiento, a mi edad hablo mucho y suelo preguntar cosas para mantener una conversación y entretenerme- La anciana rio por lo bajo, más estaba algo avergonzada pues en su impulso por conversar un rato apeno e intimido a la joven chica.

-Estoy esperando a mi pareja y usted, ¿A quién espera?- La joven sonrió, para darle a entender a la anciana que no tenia de que preocuparse.

-Yo espero a mi nieta, llega hoy y he venido a recibirla- La anciana sonrió –Es algo inusual, suele ser el joven quien espera a su enamorada- Tanto la anciana como la chica rieron un poco.

-Eso es muy cierto, pero me adelante para comprar unas cosas, mi sorpresa fue no demorarme- La joven rio, ya lucía un poco más calmada.

-Veo que viajan ligero entonces- La anciana miro la única maleta de tamaño moderado mientras sonreía, la chica solo asintió y le dedico una sonrisa.

El silencio se hizo presente, los minutos transcurrían tan largos como horas, así lo veía la joven, para la anciana eran minutos normales, a su edad solo se disfrutaba del tiempo, fuera donde fuera o con quien fuera y en esta ocasión su compañera resulto ser aquella chica desconocida y, debía decir, hermosa, su pareja era muy afortunado y si tenía la oportunidad sin duda le diría que la cuidara mucho, a simple vista podía decir que era una joven sencilla y de corazón noble, la edad no había pasado en vano y si en algo era buena, era leyendo a las personas.

La anciana no noto en que momento aquel alto y apuesto joven de cabello oscuro apareció, parándose a un lado de la chica quien tomo la mano que el joven le tendió y se levantó frente a él. Este se acercó con calma y le dio un tierno beso con el cuidado con el que se le trataría a la más frágil rosa, la anciana vio correr una lágrima por la mejilla de la chica, la llegada de su amado había revivido el nervio que la llenaba cuando la anciana había llegado. El muchacho, con una ligera sonrisa seco el rastro de aquella gota furtiva que se había abierto paso en el rostro de su compañera.

-Todo estará bien, te lo prometo. Ya tengo lo que hacía falta y lo más importante, a ti- Ella lo abrazo con suma fuerza, él le correspondió reconfortándola. En ese momento la anciana entendió que no hacía falta dijera nada, él ya sabía que debía cuidarla y su determinada mirada le demostró que lo haría con todo su ser. Apenas y recordaba cuando había sido la última vez que vio un amor tan puro y real como ese que estaba antes sus ojos. Justo en ese momento el tren llego haciendo un fuerte ruido, el tomo su mano y cargo las dos maletas y ella su bolso de mano más el que el joven había traído, ella volteo a ver a la anciana dedicándole una sonrisa y le murmuro un gracias que no hizo falta ser escuchado pues la anciana logro leer sus labios con claridad, sabía que le agradecía su compañía, haberla ayudado a calmarse mientras esperaba y con ese pensamiento los vio entrar al tren que unos minutos después partió.

Poco más de 15 minutos habían pasado cuando vio a un grupo de hombres, todos de negro, invadir el lugar y logro escuchar como uno, que parecía estar a cargo, decía que buscaran por todos lados, que debían dar con el muchacho. Los vio llegarle a diferentes personas a, según vio, preguntar algo, cuando lo noto uno se había acercado a ella –Disculpe señora ¿Ha visto usted a este joven?- La anciana vio la foto, en ella un joven de cabello oscuro y mirada profunda, la anciana negó –No señor, disculpe- El sujeto agradeció y se marchó.

Era el mismo joven que había llegado por su compañera de espera, claramente podía indicarle incluso a donde iba el tren que tomaron, pero no sería ella quien arruinara esa hermosa relación, no debía ser sabia para entender que la pareja escapaba, quizás para vivir su amor, quizás para olvidar quienes eran, quizás solo huían para perseguir su felicidad con la persona que amaban desde el primer instante; justo como ella muchos años atrás. Solo una cosa sabia con claridad aquella mujer que había vivido suficientes historias para contar, les deseaba la mayor de las suertes, que lograran ir tan lejos, pero tan lejos que nunca nadie lograra encontrarlos y sabía que así seria, pues nada en el mundo podía detener a dos jóvenes amantes dispuestos a todo. Y con eso en mente, vio llegar a su joven nieta con una sonrisa que podía iluminar cualquier lugar, ¿Qué historia tendría ella para contar?.

Gracias a todos por darle una oportunidad a mi trabajo, abrazos...
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