Comentando lecturas: No es cuestión de leche, es cuestión de actitud (2)


¡Hola stemians! ¿Cómo ha estado su semana?



Como les había prometido (en mi artículo anterior SIGUE ESTE ENLACE), aquí nos encontramos en otra entrega de Comentando lecturas, en donde les iré mostrando progresivamente mis avances en un libro, que esta oportunidad, tenemos “No es cuestión de leche, es cuestión de actitud”.


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Inicialmente, sin saber nada acerca de esta obra, imaginé que es de un autor venezolano -ya que en este país, hablar de leche es significado de suerte-. Efectivamente, al abrir las primeras hojas, se describe al autor, Carlos Saúl Rodríguez, sicólogo, coach motivacional, que a inicios del nuevo milenio fue designado como el motivador de la selección nacional de futbol (La Vinotinto).



Si, sé que parece ser otro libro de autoayuda, pero será interesante ver, al hombre que desde el punto de vista motivacional ayudó a La cenicienta de América, a tener una entereza de éxito, y tomar de la nada, una oportunidad, un éxito, una manera de crecer en lo que al deporte (futbol) se refiere.



Al iniciar la lectura, en el Capítulo 1 El fantasma de la situación, Rodríguez hace una retrospectiva de su vida, en donde relata cómo desde su niñez y las situaciones del momento le fueron perfectos para conferirle el título a su libro. También, es agradable leer, cómo su madre –que bien puede ser cualquier persona de nuestro alrededor-, desde siempre le dio lecciones intuitivas, visionarias, aunque solo parecieran (en el momento), una situación más, solo una acción, que pueda parecer locura, pero que si se analiza, solo hace falta una chispa para encender una gran hoguera.



El párrafo anterior fue lo que en primera instancia, dejó en mí, la lectura del primer capítulo de No es cuestión de leche, es cuestión, y así como hay personas que en la vida están a nuestro lado, siendo ese impulsor, esa chispa que permite avanzar y hacer grandes cosas, también las hay las que tratan de frenar, pisotear, y apagar la chispa impulsora, quizá sin darse cuenta, se convierten en antagonistas de una historia en donde sin pensarlo, son parte del elenco.



Lo más triste de todo esto, es que al escribir estas letras, me doy cuenta que he estado de ambos lados de esa moneda, he sido impulsor en lo que mis conocimientos o palabras pudiesen abarcar, y también he sido antagonista de una historia, en donde otro lleva el rol principal “en su vida”, y me estoy descubriendo ser una muralla en el camino de otros, un familiar, un amigo. Aunque no sé esto es positivo, ya que he puesto pies sobre la tierra, y sé que he hecho, y que no volvería a hacer.



No quiero escribir demás, porque no quiero indagar al generar ideas para solucionarlas –ya que eso nos desviaría del objetivo de este artículo-, prefiero ver como el autor de “No es cuestión de leche, es cuestión de actitud” aborda estos temas en profundidad, y sería interesante descubrir si en su trama hay alguna solución para el antagonismo motivacional.



Para ello, esperemos otra entrega de Comentando lecturas. Pero, mientras tanto, ¿Has sido impulsor en tu vida? ¿O más bien eres antagonista motivacional?, adelante, coméntanos de qué lado de la moneda has estado, y espero sigamos leyéndonos.



Hasta una próxima entrega.

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