El hablar solo. Por @lecumberre.


El hablar solo.


Siempre me ha llamado la atención ver gente que, en cualquier lugar, asume la práctica de hablar consigo mismo, ya sea por un estado de ánimo, el aprovechamiento de estar solo, o por influencia etílica.

Hace unos 20 minutos venía por la avenida Fermín Toro de mi San Juan de los Morros, e iba un hombre de unos 62 años, al que le aprecié con movimientos de los labios y, de inmediato me fijé en que él ¡estaba hablando solo!

Este es un post sin ningún apoyo bibliográfico, y sin ayuda de internet, por lo cual entenderán que es producto de las experiencias adquiridas en el diario vivir, y a través de loas personas que me he encontrado en su monólogo con voz de regular volumen.

El hombre como que decía:

.- Sí, chico, hay que ver cómo reacciona esa mujer.

Lo miré durante unos 4 segundos, pero fue tiempo suficiente como para saber que el hombre no era ni sufrido ni preocupado, sino alguien que buscaba una razón.

Esa vivencia me hizo recordar las "peleas y riñas" que tenía con él mismo el indio Gregorio cuando se embriagaba, y empezaba a crujir los dientes, y deseaba tener cerca a mi prima Caridad, de quien siempre estuvo enamorado allá por 1972.

Cada vez que el indio Gregorio se emborrachaba, realizaba su soliloquio, aunque el problema radicaba en que nadie podía entender lo que se reprochaba o aconsejaba a sí mismo. Pero siempre hablaba de mi prima Caridad.

He sabido de algunas personas que se van a los patios de su casa, y abrazados de los árboles hablan, y hasta gritan tratándolos como si estos fueran humanos. Ellos dicen que es un recurso que no falla para descargar emociones, problemas y presiones,y que dan "buena vibra".

Y, sin ir muy lejos, también me incluyo en la lista de quienes hablan solos. Desde que estaba niño, acostumbraba pensar en voz alta, y de allí pasaba a hablar, y al estar solo, me lucía:

.- María, Morelia, Carmen... ustedes fueron bellos amores.

O también:

.- Mañana temprano arrancaré al mercado a comprar unas costillas, porque debo variar el menú. ¿Será que consigo costillas? ¿Qué tal si lo hago temprano?

Esas conversaciones se han mantenido por varias décadas, y el día que no hablo conmigo mismo, ¡no lo recuerdo! Siempre y todos los días lo hago:

U otra pregunta:

.- ¿Acaso podré conseguir ese dinero? Sin embargo, no debo preocuparme pues no estoy urgido de nada.

Y, usted, amigo usuario? ¿Ha hablando con usted mucho o nunca lo ha hecho? Si no es así, se ha perdido una manera de vaciar parte del estrés diario.

Bueno, le pido a Dios que les siga bendiciendo, y me retiro porque tengo que preguntarme algo acerca del caso de unas canciones.




Autor: Landis Rafael Álvarez Lecumberre
@lecumberre
¡Qué bonito es ser poeta en este hermoso universo
para decir todo en verso desde la a hasta la zeta!


Muchas gracias por leerme, te invito a leer otros de mis escritos.

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