''Cartas a la Amistad''

Hola amigo ¿cómo estás?

Yo ¡estoy bien! Sólo realizando algunos textos para las clases de la maestría.

-No te he visto conectado ni en WhatsApp, ni en Facebook; te dejé mensajes y, hasta hoy, no tengo respuestas tuyas-.

Sé que andabas algo ocupado y triste; intentando solucionar la relación con tu novio, y eso te tenía algo abatido. Ojalá puedan solventar sus diferencias, conversarlas y ver el camino que los lleve a reencontrarse con ese jardín familiar que son, cultivado a lo largo del tiempo, pues sé lo mucho que se aman; y sus años de convivencia necesitan de la escucha comprensiva, pues las relaciones están llenas de matices y altibajos ¡nada es perfecto! Además, eres un hombre alegre y apasionado por él ¡sé que lo lograran!

¡Te extraño!, pues tus conversaciones siempre me hacen feliz. La última vez nos reímos de nuestras locuras; tanto que, el tiempo se nos pasó volando entre mensajes y notas de voz ¡hasta se te quemó la arepa que estabas cocinando! Siempre hacemos que el tiempo desaparezca y solo esté nuestro presente, viajando entre anécdotas.

Te cuento, esta mañana me levanté recordando aquel día del 2015, mientras las hojas caían y la apretujábamos con nuestros pies, sintiendo como esa brisa otoñal arribaba a Caracas. Caminamos desde Bellas Artes hasta la Plaza Bolívar porque teníamos un antojo de comer helado, y fuimos a la heladería Copelia, ¡pues eran buenos y baratos! Llegamos, e hicimos esa fila descomunal, pero no nos importaba, estábamos felices, y es que, unas semanas antes habías conocido a Alfredo, y tenías el rostro de un hombre enamorado -me dijiste- ¡Chama, después de tantos novios, al fin la pegué! ¡él es, el hombre de mi vida y justo como lo había soñado!

Mientras me contabas sobre Alfredo, y lo dulce que él era contigo, te compraste tres bolas de helado (siempre glotoneando) -te dije- ¡Chamo, se te caerá, pide un vasito! y tú ¡No! ¡yo lo quiero así! (Con esa cara de niño malcriado, que siempre pones) Mientras seguíamos nuestro andar, la física hizo lo suyo, y las bolas de fresa y chocolate cayeron, adornando el asfalto de la Plaza El Venezolano; -mi reacción fue la de siempre- ¡soltar carcajadas! al mirar cómo un perro salió de la nada y rápidamente comenzó a lamer todas aquellas formas redondas, con tanto gusto, y al fondo los abuelos bailando “Azuquita pal Café” del Gran Combo de Puerto Rico. Tú, con aires de dramático, te quedaste viéndonos, diciéndole al perro ¡por tú culpa se me cayó el helado! ¡Perro lambucio! Amigo ¿qué culpa tenía el perro? él solo aprovechó la ocasión, y no lo culpo -ja, ja, ja-.

Sinceramente si tú fueses perro, harías lo mismo, te la pasarías caminando por todos los locales de venta de comida, mirando fijamente los trozos de comida, o cazando si alguno cae al suelo; o andarías con cara de cachorrito hambriento en cada esquina de esta ciudad ¡Eso sí! donde hubiesen Perrocalenteros. Es más, muchas veces te imaginé siendo un perro callejero, de esos que te producen tanta ternura, que es inevitable no darles cariño y comida, y tú como buen canino, aceptarías gustoso el placer de ser un lambucio.

@macabritafotoarte
Amigo te envío un gran abrazo, espero saber de ti ¡Muy pronto! Recuerda que, la vida está llena de oportunidades, sólo hay que mirarlas con la sonrisa que nos acompaña y en parte seamos como ese cachorro de aquel día, que luego de comerse el helado, se nos acercó para agradecernos. ¡La vida no es perfecta, es impredecible, es agradecer lo bonito que nos da!

Te quiere ¡Tú amiga incondicional!

Los textos e imágenes fotográficas son de mi autoría (Maryori Cabrita @lamorrocoya)

👉 puedes seguirme, votar y comentar mi blog y mis cuentas personales como: Instagram@macabritafotoarte, https://macabritafotoarte.imgur.com o Facebook como Maryori Cabrita. ¡Hasta la próxima amigxs! 🖐📷

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center