"El Caballo y el Heladero" .cuento original. Capítulo I.


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"El Caballo y el Heladero"


PREÁMBULO


Las relaciones humanas son la cosa más maravillosa que tenemos los que contamos con el privilegio de existir en este mundo de mortales, por eso debemos crearlas y moldearlas siempre en el contexto positivo de nuestra vida, tomando en cuenta que del resultado de una armoniosa y sincera amistad puede recoger los frutos de la dicha y el porvenir para ambas partes, o de todo un conjunto de personas según sea el caso.

A continuación disfrutaran un relato impresionante basado en la relación de amistad de dos seres destinados a encontrarse en lo sucesivo de sus días, demostrando que definitivamente las personas que llegan a nuestras vidas no lo hacen por mera casualidad, si no que son destinadas por la providencia a intervenir en nosotros y darle forma a nuestras experiencias.


Capítulo I.


Conociendo a los personajes.


"El Caballo"


A mediados de los años 50 nació un niño en el corazón de Venezuela, justo en la mitad del país, en el centro de los llanos Guariqueños durante una madrugada fría donde solo se oyó su llanto y el zumbido de la brisa que chocaba con las palmas y los inmensos cocales característicos de esa población.

Juan Bautista lo llamaron, origen de una muy conservada tradición católica de su madre, que emocionada por la venida de su primer vástago, lo coronaba con el nombre del primero y más grande de los apóstoles de Jesús, además por ser el patrono de la ciudad capital de ese estado, producto también de una marcada tendencia regionalista llanera, aunque fue en la más profunda humildad, en todos los sentidos, lo que envolvió aquel nacimiento.


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Su padre, por otro lado, un desconocido ilegítimo, desaparecido en presencia, identidad y responsabilidad, y que debido a lo fortuito de la gestación, brillaba por su ausencia, siendo a su vez un elemento muy alejado de la esencia criolla debido a su origen caucásico europeo y el cual no correspondió nunca de ninguna manera al nacimiento, crecimiento, ni desarrollo de aquel niño que a la larga saldría favorecido por ese tan inefable abandono.

Así de esa forma vino al mundo y fue creciendo en medio de esa humildad dual, donde debido a la juventud de su confundida madre cayo en la tutela segura de los brazos de su abuela María, quien pertenecía a los seres de antaño de comienzos de los 1900, la cual tenía una magia cautivadora que envolvió al niño Juan, que era su sangre, y que nunca dejaría de ser hasta el último de sus días su más fiel alma protectora.

Juan, fue levantándose cual maute orejano que lucha dentro el rebaño para alcanzar el hastío, haciéndolo con un espíritu nuevo pero muy valiente que lo impulsa a llevarse por el medio todo tipo de adversidad, mientras transita los primeros senderos del camino, encontrando más luz que oscuridad, debido al herraje enmantillado de su venida a este mundo.

Fue esa suerte divina originaria de la providencia, que unida al trabajo fuerte prematuro lograron moldear su transición de niño a adolescente, formando así a un futuro hombre aventajado por las impericias de sus pasos, donde la falta de formación académica inicial, no fueron obstáculos para la aplicación del entendimiento y el razonamiento en las primeras etapas de su vida, un ser que pulió su inteligencia suspicaz temprana con el resquemor de las calles, veredas y caminos reales por donde aprendió mucho más que en cualquier aula rural por donde solo se asomó, a veces.

Desde vendedor de empanadas, colector de bus y hasta ayudante de chofer, fueron sus primeros oficios sin edad para trabajar, con los cuales se ganaba el pan y el de su abuela María, quien siempre lo esperaba en el rancho para darle clases de vida complementaria con consejos oportunos y sigilosos, la única forma de influir en un alma rebelde que solo quería comerse al mundo.


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Llego a la edad de 15 años y ya sabía manejar, acompañaba a los hacendados del pueblo en sus quehaceres cotidianos, bien sea en la finca o en el pueblo, convirtiéndose rápidamente en personal de confianza y mano derecha de uno de ellos, un personaje influyente de la zona, Don Miguel, el cual lo guía en el arte del trabajo y los negocios desde muy temprano, al observar en él habilidades y destrezas no físicas que le auguraban un porvenir asegurado, si miraba bien de cerca la experiencia ajenas.

De esta manera, en los siguientes años ya Juan sería un personaje más de ese pueblo trabajador y ganadero, donde fue siendo reconocido por el temple y tenacidad con que emprendía cada tarea encomendada, siendo esta mayormente el recorrer largas distancias entre pueblo y pueblo, entre ciudad y ciudad, entre montes y caminos, de forma rápida y hábil, asegurando el objetivo, lo que lo llevo a ser víctima de gendarmes del pueblo testigo de sus andares, los cuáles lo bautizaron apodándolo para toda la vida como, “El Caballo” o “caballito”.


Continuara....

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