Sobre mí:
Mi nombre es Jisbell J. Contreras P., pero todos me dicen “Jis”. Nací en Caracas, Venezuela y resido actualmente en el país, donde estudio Artes, mención Cine, en la Universidad Central de Venezuela. De pequeña, a los 8 años, era como todo niño consumido por la televisión y los medios, veía desde programas de animales, series adolescentes, comiquitas (animaciones) hasta vídeos musicales. A los 15 años, ya con título de bachiller en mano y sin haber hecho ningún examen de admisión en universidades públicas, renuncié a la idea de estudiar turismo y me emocionaba la idea de seguir viajando, pero esta vez sola, como toda “mochilera”.
Caí en cuenta que no era tan fácil, necesitaba dinero que ni yo misma producía. Así que dediqué mis días a ver programas de viajes en Travel & Living Channel y comprar revistas de Natgeo Traveler para coleccionarlas, leer y ver las fotografías.
Sin embargo, en ese último año de bachillerato había participado en el concurso FILA (Festival de Imaginarios de las Artes) donde hice mi primer vídeo, realizado y editado por mi. Se llamó Nuestro Pan cuyo título corresponde a la canción de la banda venezolana Lebronch. Este video musical lo hice en stop motion, bastante “creativo” para el poco conocimiento que tenía en ese entonces, lo que hizo ganarme este premio “mención especial” MEGA-Creativo.
El vídeo también obtuvo otras "nominaciones" y su proyección en el Teatro Chacao, espacio ubicado en Caracas. Fue mucho más de lo que esperaba que sucediera. Este premio fue el impulso que hizo replantearme lo que quería para mi futuro. Así que mi año sabático post-bachiller se resumió en aprender a tocar la batería (música), aprender inglés, leer mis primeros libros, dibujar mejor, seguir con mi sueño de viajar por el mundo, y experimentar mis primeros ataques de ansiedad. Sin embargo, fijé la meta. Primera y única decisión inteligente que he hecho en mi vida: quedar en la Universidad Central de Venezuela. Artes, era el único pensum que se me hacía atractivo y completo, pues algo me decía que yo quería estudiar Cine. Sin ningún problema, pero estudié muchísimo, fui admitida en casi todas las carreras a las que opté y durante el tiempo que estuve esperando a entrar, continué haciendo vídeos, fallé en varios concursos, pero persisto hasta hoy.
Es la actitud ‘anti-parabólica’ más correcta que recomiendo en los bachilleres, solo así, creo que puedes meditar mejor tu futuro, hacer lo que más te apasione y aprovechar el tiempo que no has perdido en estudiar cualquier cosa. A pesar de compararnos muchas veces con la situación universitaria “maravillosa” de nuestros compañeros del colegio, es más productivo cuando la inspiración nos ha tocado, pues estoy casi por terminar y la chica con la que me comparaba, ni siquiera ha culminado su carrera. Pues aquí, nadie entiende los ritmos volubles que tenemos como seres andantes de la modernidad.
En la Universidad
Actualmente mi experiencia en vídeos ha sido un poco más organizada y todavía está en proceso. Pero agradezco tener noción de cómo estructurar un guión. Siempre parto de ideas que me persiguen, temas que conmueven e imágenes que me obsesionan. Por fin, he dirigido mi primer cortometraje con actores. Y me encanta llevar a cabo la idea, hacerla tangible para la mirada de otros y mover en ellos, sentimientos y sensaciones. El montaje es otra de mis pasiones, el que me dicta realizar proyectos de carácter libre y experimental, a partir del material que grabo para jugar y crear metáforas o sentido, entre imágenes dispares.
autorretrato
El guión, la dirección y el montaje es la triada que me mueve internamente a querer dedicarme toda la vida a estar frente a la imagen en movimiento. En palabra finales, que me acompañe siempre la emoción y la curiosidad; que me acompañe siempre la mirada inocente de aquel día cuando descubrí a Muybridge y a Méliès, y el montaje de Eisenstein; que me acompañe la imagen en movimiento como salvavidas para este cuerpo hecho de tempestad, como ilusión de realidad que distorsiona o representa objetivamente nuestro pasado y nuestros pesares, como modo de representación concreto pero impregnado de poesía al mismo tiempo.