Euskera y armenio (El número diez)

Toda investigación tiene dos vertientes. Una, el conocimiento de lo que anteriormente otros han investigado. Dos, lo descubierto “ex novo”, de lo que no se tenía ni la más remota idea.
A lo que yo he venido llamando metafóricamente “teselas” del gran mosaico, que hay que ir descubriendo, corresponde la vertiente dos: “ex novo”

Otra tesela más: Comparemos dos palabras: la palabra armenia “համարը” [ hamár-e ] con la palabra vasca “hamar”

La palabra latina “calculus” significa piedrecita pequeña.
¿Quién no tiene una tía o una abuela operada de “cálculos” en el riñón o en la vesícula biliar”
A los romanos, que eran espabilados para la gramática y para el derecho y brutos para las matemáticas, no se les ocurrió más que usar “cálculos” -piedrecitas o bolas de arcilla cocida- para contar, y los colocaban en el ábaco, así hacían sumas interminables contando cualquier cosa.
Eso de los números, uno encima de otro, y sumar llevando fue un invento asiático.

Mucho antes que los romanos hubo mentes matemáticas en Asia, donde ya utilizaban, para hacer operaciones, los números con la “base 10” , “la base” por excelencia en la matemática desde el comienzo de la civilización humana; allí nacieron las primeras letras y los primeros números: en Armenia, en Persia y en la India.

Los números condicionaron e hicieron evolucionar el lenguaje humano en sus manifestaciones más abstractas, en esas civilizaciones pioneras, cuando en el fin de la Tierra, en nuestra piel de toro y en la actual Francia, no había más que selvas inmensas y ríos caudalosos en cuyas orillas y cuevas aledañas pululaban seres humanos gruñendo sonidos semiarticulados y, todo lo más, se tiraban pedruscos para matarse unos a otros. Por supuesto, de matemáticas y de pensamientos abstractos, nada de nada.

Mira tú por dónde la palabra armenia [ “hamár-e” ] significó el concepto abstracto de “número”. Es decir, que para expresar el concepto de número se dice y se dijo [ hamár-e ], y desde los albores de la historia de las matemáticas en Armenia se operó en base 10. El número por excelencia fue el 10. Es más, ya los griegos tomaron del oriente las operaciones, sumas y restas “en base 10”, utilizando los signos gráficos de los números.

Encontramos en el norte de España y sur de Francia, a partir del siglo XV - hace cuatro días, como quien dice, para la historia de una lengua- una palabra enigmática como surgida de la nada, entre otras de la numeración en el naciente euskara, cuando la matemática en nuestras latitudes ya había avanzado fruto de las civilizaciones visigodas, y árabes medievales: la palabra vasca “hamar” que significa “diez”

Aunque en armenio “համարը” [ hamar-e ], signifique “número” en abstracto; y en vasco [ hamar ] signifique “diez”, que es el número por antonomasia, son exactamente la misma palabra. Cada vez cabe menos la duda de que los idiomas caucásicos conformaron la lengua euskara en la Edad Media, y y no nació única y aislada hace milenios y milenios…

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