Cuando te llevé ahí al lugar donde pasarías el resto de tus días, tenías temor y curiosidad, yo lo notaba en tu forma de caminar y me mirabas como preguntando “¿Si voy allá no te molestarás?” Pues claro, tenías miedo, en tu vida no habías conocido otra cosa más a parte del rechazo, yo te entendí y te dije con la mirada y una dulce sonrisa “Ve tranquilo, que ahora este es tu hogar.”
Ahora cada vez que llego, veo que volteas a verme y te alegras, a veces me ignoras, y yo me quedo en paz y te acepto como eres, porque entiendo tu forma de darme amor porque sé cómo era tu vida antes de mí, muy parecida, sola y triste y sé que no ha sido fácil, pero lo estamos logrando.
Yo sé que no eres eterno y sé algún día ya no estarás en mi vida… Pero mientras yo pueda cuidarte y hacerte feliz, lo haré.
Porque lo que me une a ti y lo que te une a mi, es el amor que nos tenemos.
En memoria a Manchitas.