Al reflexionar recientemente en la situación de mi país algo llamó mi atención, la convivencia de dos mundos diferentes en el mismo territorio. No hablo aquí de bandos políticos, sino de una exuberante naturaleza llena de vida y con recursos en abundancia, vegetación y vida animal carente de preocupaciones, compartiendo espacio con el hombre y su sistema imperfecto y altamente corrompido.
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Lo que me pareció curioso es que la vida silvestre no percibe crisis alguna (dejando de lado otros problemas como la contaminación o el peligro de extinción de algunas especies), la vegetación sigue siendo verde y los pájaros cantan cada mañana. La inflación, la corrupción, la pobreza y la delincuencia no tienen ningún efecto sobre ellos.
La única excepción a este fenómeno es la de algunos animales domésticos, que han desarrollado una dependencia del ser humano. Tomemos como ejemplo a los perros. Comúnmente conocido como el mejor amigo del hombre, ha sido el producto de procesos de cría y reproducción con el único propósito de obtener criaturas que se adaptaran a nuestras necesidades, y por ende terminaron siendo dependientes de nosotros.
El único problema de esta dependencia es que cuando un país se encuentra en crisis, el mejor amigo del hombre será afectado. El alto costo de la vida causa que muchas mascotas sean abandonadas, el hambre que reina en la nación deja a los perros callejeros sin las sobras que en otros tiempos eran su sustento. El resultado es cientos de perros desnutridos en las calles. Creo que la amistad con el hombre (más bien la dependencia aprendida) no es tan buen negocio.
Lo que me pareció curioso es que la vida silvestre no percibe crisis alguna (dejando de lado otros problemas como la contaminación o el peligro de extinción de algunas especies), la vegetación sigue siendo verde y los pájaros cantan cada mañana. La inflación, la corrupción, la pobreza y la delincuencia no tienen ningún efecto sobre ellos.
La única excepción a este fenómeno es la de algunos animales domésticos, que han desarrollado una dependencia del ser humano. Tomemos como ejemplo a los perros. Comúnmente conocido como el mejor amigo del hombre, ha sido el producto de procesos de cría y reproducción con el único propósito de obtener criaturas que se adaptaran a nuestras necesidades, y por ende terminaron siendo dependientes de nosotros.
El único problema de esta dependencia es que cuando un país se encuentra en crisis, el mejor amigo del hombre será afectado. El alto costo de la vida causa que muchas mascotas sean abandonadas, el hambre que reina en la nación deja a los perros callejeros sin las sobras que en otros tiempos eran su sustento. El resultado es cientos de perros desnutridos en las calles. Creo que la amistad con el hombre (más bien la dependencia aprendida) no es tan buen negocio.
Y mientras nuestros amigos de cuatro patas que han puesto su confianza en nosotros mueren de hambre por nuestra crisis, otras especies salen cada día a buscar el alimento que está y siempre ha estado disponible allá afuera para ellos. Es una paradoja… ¿Cierto? Para ser sincero no planeaba pasar tanto tiempo hablando de los pobres perros de mi país, en realidad quería hablar de nosotros. Hay algo en la situación de estos animales que acabo de describir que me recuerda un problema nuestro.
Así como hemos acostumbrado a estas criaturas a depender de otros seres y no valerse por sí mismas mientras otras especies gozan de total independencia y bienestar, de la misma manera lo hemos hecho con muchos de nosotros. Una gran porción de la humanidad se ha acostumbrado a depender de otros para que les resuelvan sus problemas, ya sean gobiernos, líderes y... Ballenas.
Así como hemos acostumbrado a estas criaturas a depender de otros seres y no valerse por sí mismas mientras otras especies gozan de total independencia y bienestar, de la misma manera lo hemos hecho con muchos de nosotros. Una gran porción de la humanidad se ha acostumbrado a depender de otros para que les resuelvan sus problemas, ya sean gobiernos, líderes y... Ballenas.
Esta mentalidad de dependencia nos impide tomar las riendas de nuestra vida y desarrollarnos para aprovechar las oportunidades que están allá afuera al igual que el alimento de los animales salvajes. Es mejor aprender a pescar que acostumbrarse a recibir el pescado gratis.
