El destino no me permitirá nunca más volver a verte. Es triste saber que no podré abrazarte en este día como acostumbraba hacerlo cuando encontrabas con vida. Lo único que me consuela es que siempre traté de ser un buen hijo y seguiré dándote motivos para que te sientas orgulloso.
No es igual celebrar el día del Padre y tener que hacerlo solo con el recuerdo que dejaste en mi vida desde el día en que partiste a la presencia de Dios. Siempre te recordaré como un Padre ejemplar.