¡Cuándo el Viento Sopla Fuerte!


¡Un saludo cordial para ti! En esta oportunidad, antes de iniciar la idea formal de mis líneas, quisiera que leas un breve relato tomado del Libro de los libros (La Biblia). Es conocido por muchos, así que tal vez sea familiar para ti. No dejes de acompañarme hasta el final de este post ¡Posiblemente te muestre algo que desconocías o por alguna razón olvidaste en el camino!

“… Mientras tanto, los discípulos se encontraban en problemas lejos de tierra firme, ya que se había levantado un fuerte viento y luchaban contra grandes olas. A eso de las tres de la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, quedaron aterrados. Llenos de miedo, clamaron: ¡Es un fantasma!
Pero Jesús les habló de inmediato:
-No tengan miedo –dijo-. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!
Entonces Pedro lo llamó:
-Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua.
-Sí, ven –dijo Jesús.
Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre las aguas hacia Jesús, pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse.
-¡Sálvame Señor! –gritó.
De inmediato Jesús extendió la mano y lo agarró.
-Tienes tan poca fe –le dijo Jesús-. ¿Por qué dudaste de mí?
Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo. Entonces los discípulos lo adoraron. -¡De verdad eres el Hijo de Dios! –exclamaron.” (Mateo 14:24-33) NTV.


rough-sea-2624054_960_720.jpgFuente


¿Alguna vez te has sentido como Pedro en esa barca?



Fíjate, vio a Jesús acercándose a él y a los demás nada más y nada menos que caminando sobre el agua. ¡Imagínate la escena! ver a su Maestro desafiando la ley de gravedad, un acontecimiento realmente sorprendente.

Por supuesto que Pedro no quiso desaprovechar la oportunidad de experimentar el grandioso poder de Dios, así que sin pensarlo mucho, pidió a Jesús la facultad para hacer lo mismo.

Jesús accede a la petición de Pedro, el cual sin dudar coloca su primer pie sobre el agua -¡Qué emoción! ¡El Señor dijo que sí!- (Supongo yo que pensó). Luego saca el otro pie de la barca y se da cuenta que sí ¡Sí es posible estar parado sobre el agua! Y entonces comienza la aventura, los primeros pasos de fe. Uno, dos, tres, y así…

Fue tanta la emoción de Pedro que olvidó por un momento que hace unos pocos minutos se encontraba con los demás luchando contra las olas que azotaban a la barca.

El asunto es que el viento continuó soplando y cada vez con más fuerzas.

Entonces ocurre lo inesperado. Pedro deja de ver al Maestro y empieza a ver la fuerza del viento. Recuerda que es imposible humanamente caminar sobre las aguas, recuerda que hace un momento sintió temor de morir estando dentro de la barca ¡Y ahora cuánto más si se encuentra fuera de ella!

Y entonces allí, justo en ese momento, la “realidad” se le viene encima y es cuando empieza a hundirse en el mar…


¡Contaré algo con toda confianza!


Con los ojos puestos en Dios voy dando pasos de fe y me doy cuenta de su inescrutable poder. Sin embargo el viento empieza a soplar y su fuerza se intensifica.

Es tal la fuerza del viento que volteo la mirada por un instante y me doy cuenta que la realidad se ha vuelto dura y agobiante.

Veo un país lleno de caos, la escasez toca la puerta y conseguir lo básico se convirtió en una lucha. Veo a seres queridos marcharse lejos, que los gustos de siempre se volvieron lujos y el pronóstico futuro no es muy alentador.

¡Veo el viento!


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Cuando la realidad es abrumadora tenemos dos opciones



Fijar los ojos en el viento y dejar que su fuerza arrastre nuestra fe, o poner los ojos en Jesús y confiar en su grandioso poder.

Cuando mi fe está menguando porque el ruido del viento se intensifica, recuerdo que un día Jesús permitió a Pedro caminar sobre el agua. Permitió que lo humanamente imposible fuera capaz de suceder, y entonces, en medio de mi temor convertido en incredulidad, en medio de mi angustia convertida en desespero, clamo a Dios como lo hizo Pedro, y logro ver sus manos que se extienden sobre mí y me recuerdan que Él cumplirá sus promesas sin importar el pronóstico del tiempo.

¿Y tú, cuál opción decides tomar?


hand-3067236_960_720 (1).jpgFuente

“Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes” (1Pedro 5:7) NTV

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