Durante el paseo de la vida nos encontramos con dificultades y desafíos donde mostrar nuestro lado más fuerte es vital, superando retos a cada paso, siendo la única opción para crecer y avanzar. Todos esos cambios que se manifiestan en el entorno y a los que debemos adaptarnos solo hacen que midamos nuestras capacidades y reorganicemos los recursos internos. Sin embargo, todo es ensayo y error, no controlamos nada, venimos a este mundo sin un manual.
Ser fuerte no implica ser insensible, tampoco tener que reprimir nuestras emociones, no es ser duro ni intentar ser perfectos. Con frecuencia tendemos a confundir este concepto y el significado del mismo, cosa que a muchas personas ésta mala concepción le ha estado haciendo daño. Aunque no es para menos cuando la vida te da “golpes” frecuentemente y no logras entender los por qué. No es fácil para ninguno de nosotros pensar lucidamente en momentos congestionados y más aun asimilar lo que estemos viviendo.
La adversidad nos deja grandes enseñanzas, de esto no hay duda, solo que en el momento muchas veces nos cuesta entender lo que la vida nos esta diciendo. El aprendizaje vendrá en la medida que nos demos tiempo y nos dediquemos el tiempo necesario para sanar. La realidad es que no deseamos que nada de esto nos pase, en nuestra mente no tenemos tal planificación, ¿por qué? Simplemente no estamos programados para que nos pasen cosas y cosas, y cuando vienen y la vemos de cerca, deseamos que no se acerquen tanto.
Cuando algo nos produce temor ante un problema el cuerpo se revela, en ocasiones nos derrumba, por instantes o días, pero en un momento decidimos parar y no nos queda otra que afrontar y allí, justamente allí, es cuando nos medimos con todo nuestro potencial luchando contra el fenómeno de la adversidad. Buscamos dentro de nosotros todas las herramientas que nos ha dejado la vida y todos los aprendizajes que se han producido durante otros eventos adversos. Esto sería lo más sano a largo plazo, de lo contrario evadiendo los eventos solo estamos haciendo que la vida nos ponga el misma escena con otros personajes y en otra locación.
Originamos todo lo que pasa por la mente, y no es mentira que si nos proponemos algo no hay duda que lo lograremos, solo es cuestión de fe. De esta manera vamos creando nuestra realidad, y es vital la manera como veamos el mundo, nuestros entorno, lo que pensemos, en fin, nuestra filosofía de vida. La cruzada es vivir el ahora, concentrarse solo en el futuro o lo que podemos lograr solo te hace esclavo de la ansiedad dejando de disfrutar y aprovechar las oportunidades que te rodean sin disfrutar del todo.
Todas las fotos fueron hechas tras el ojo de este servidor durante la obra de teatro “Un mimo en la ciudad”, dirigida por el director de Teatro Tempestad, Andy Nuñez. Se empleó una cámara reflex Canon EOS 700D .
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