Tu eres la pantalla en la que proyecto mi concepto de ti,
yo soy la pantalla en la que proyectas tu concepto de mí,
a menos
que nos amemos,
se descorran los velos y cada uno vea al otro.
Entonces, tal vez, nos reconozcamos,
tú en mí y yo en ti,
y, olvidando quién es cada uno,
nos enamoremos
y descubramos lo que eso significa.
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