Las huellas de Carmen

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Carmen era conocida como Mmawayuuko, su apodo traducido en idioma español significa “Madre wayuu”. Fue la última de las ancianas que nació de la unión entre José Manuel Semprun (un español que llegó a la costas venezolanas a mediados de 1850) y Anatividad Machado oriunda de Jiwonne, Alta Guajira, representante de su linaje Uriana.
Mmawayuuko dejó no sólo descendientes, sino también, enseñanzas y valores que aún permanecen intactos. Creció entre las sabanas y los médanos de la Guajira. Fue la quinta de seis hermanos.
Mi generación recuerda con mucho orgullo quiénes fueron sus antepasados. La última de nuestras bisabuelas se quedó más tiempo entre nosotros para enseñarnos quiénes somos y de dónde venimos.
Cuentan nuestras ancianas que el carácter de Mmawayuuko era la combinación de cada uno de sus hermanos.Tenía el dinamismo de Jesús, el mayor, que cuando tocaba el kasha (tambor) ponía a bailar la yonna (danza wayuu) hasta al más tímido. Arturo otro de sus hermanos varones le enseñó el valor de la palabra para la resolución de conflictos entre las familias.
Carmen se expresaba en wayuunaiki (idioma wayuu) y también en español porque lo aprendió de su hermana Julia. Era una abuelita consentidora como su otra hermana Juanita. Poseía el alma caritativa de su hermana menor Dolores quien mantenía el fogón encendido para que a sus invitados no les faltara una totuma con chica caliente.
Ella se quedó más tiempo entre nosotros para que el recuerdo de sus padres y de sus hermanos no desapareciera, se quedó más tiempo para decirnos que gracias a ellos hoy somos más de uno.
Según su cédula de identidad nuestra querida Carmen se fue a los cien años de edad. Su alma partió a Jepirra (el paraíso de los muertos) el 27 de diciembre de 2012.
Para los Wayuu, cuando ocurre la muerte física los seres queridos que se fueron primero los reciben con cantos y yonna. Probablemente el tambor que más repicaba en Jepirra el de Jesús, hermano mayor de Carmen.
Este relato lo escuchó mi madre se su abuela y así fuimos conociendo nuestro árbol genealógico. En nuestra cultura es conocido como Ouliwou y significa: huellas de nuestros antepasados.
Carmen Semprún a veces llega a nuestros sueños. Su voz resonante nos invita a levantarnos con el alba, nos exhorta a hacer chica de maíz y a no olvidarnos del conuco. Los wayuu no mueren cuando parten de la tierra, ellos se mantienen vivos en el Jayechi (canto) y en sonido que emiten los animales. Su alma reposa en cada elemento de la naturaleza, cuando impregnamos nuestro rostro con el maquillaje autóctono, o cuando vestimos de shein (vestido wayuu) y nos identificamos como wayuu.
Cada día agradezco a la tierra y a la vida el poder hablar de las huellas que dejaron mis abuelos. Hoy quiero seguir escribiendo la historia de Mawayuuko, su idioma, mi lengua mi cultura.

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Caminata durante entierro en la Guajira

Fotografía: @glenyissencial
Camara: Canon rebel xti

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