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La Guajira es desierto, mar, mitos y leyendas. Los cujíes y cardones guardan celosos agua en su interior para mantenerse de pie durante la época de sequía.
Está situada a orillas del Mar Caribe, frontera colombo-venezolana. Para sus pobladores ese límite territorial no existe.
Habitada por los Wayuu, pueblo indígena más numeroso de Venezuela y Colombia.
Son personas espirituales. Los sueños representan el puente entre el mundo terrenal y Jepirra (paraíso de los muertos). El kashairra (repique de tambor) es utilizado para llamar a Juyá (El Lluvia, el creador) para que riegue la tierra y dé frutos.
Las mujeres tienen la responsabilidad de transmitir sus valores, son la continuidad de este pueblo, que aún mantiene su idioma.
Sus shein (vestidos) son coloridos, la vistosidad de las mantas contrasta con la palidez de la tierra en los largos veranos. El color rojo simboliza la energía de ishou (la sangre).
Están en constante intercambio con las costumbres alijunas (no indígena). Asumen la interculturalidad sin dejar sus principios como pueblo aborigen.
Los árboles, las plantas, el viento, el agua y todo elemento natural tienen vida. En ellos y en los animales reposa el espíritu de los primeros hombres y mujeres que poblaron el mundo.
Cuentan las ancianas wayuu que en Aituu (el firmamento) moran los seres queridos que emprendieron su camino a Jepirra. En ese lugar al son del Yonna (danza wayuu) las mujeres visten trajes coloridos quizás es por eso que los cielos de la Guajira se tiñen de naranja en cada atardecer.
Fotografias: @glenyissencial
Camara: Canon rebel xti