Foto regalada por el portante de las alas
Un ángel quiso saber cómo era vivir en la tierra y fue tanto lo que imploró al creador, que lo complació y a vivir entre los humanos lo envió.
Luego de un tiempo pidió volver, pero el creador le tenia otra misión, cuidar a Max, un niño muy especial.
Le alegraba los días, lo hacia reír, vigilaba sus noches cuando la fiebre lo hacía delirar. Con Max, sin saberlo, aprendió a ser papá.
Y aun cuando Max ahora se encuentra en un mejor lugar, habló con el creador, quería regalarle a su padre algo que fuera muy especial.
Y de regalo le grabaron unas alas para recordarle que aunque no podía volar, seguiría siendo un ángel.
Y cuenta la leyenda que la lluvia de junio es para refrescar a los ángeles caídos.