Cervantes Magazine Vol 23: Teatro

Muchos son los padres que les leen a sus hijos cuentos de hadas con finales felices, y muchos son los niños que adquieren el hábito de la lectura a muy temprana edad. Pero… ¿qué sucede con las minorías de escritores que se basan en literatura infantil de terror? ¿Es un género bien recibido por los niños?



Es bien sabido que somos muchos los que buscamos descubrir nuevas emociones, experimentarlas, apropiarse de nuevos sentimientos… ¿Y desde niños también lo tuvimos? Claro, son las emociones y sentimientos los que nos mantienen vivos. Es por eso que nos sentíamos muy entretenidos cuando, nuestros padres o alguien, nos leía un cuento infantil antes de dormir.

¿Por qué existe la costumbre de sólo leer cuentos con finales felices a los niños? Las mayorías de los padres piensan y dicen que es un género más fácil o digerible de entender para ellos, además que aporta sentimientos positivos. Pero, ¿y la literatura de terror infantil?

En el mundo hay miles de relatos, cada uno con un tema a tratar, y todos de diferentes géneros. Es ahí donde nos encontramos con la literatura infantil de terror, definido como un género el cual relata o toma como premisa el terror, narrando una historia tétrica que aporta el sentimiento del miedo pero en situaciones infantiles.

No hay luz sin oscuridad, ésta misma idea es lo que nos resulta fascinante, y gracias a que pocos escritores han iniciado éste género en específico, lo podemos encontrar. ¿Los niños también sienten ese deseo de saber lo desconocido, aunque sea oscuro? Sí. Desde niños, alguna vez, nuestros abuelos o padres nos llegaron a contarnos historias de Duendes, de la Llorona, del Silbón, sobre espantos o fantasmas, y aunque sabíamos que no dormiriamos por la noche, nos quedamos perplejos y atentos ante la idea de que había algo más allá que nuestro plano terrenal.

"Inventamos horrores ficticios para ayudarnos a soportar los reales".

(STEPHEN KING)

A continuación leerás un texto de mi autoría:

Desde que mi papá me dijo que iba a empezar a dormir sola en mi nuevo cuarto, le confesé que no lo iba a poder hacer, porque le tenía mucho miedo a la oscuridad. Por eso, antes de dormirme, me leía un cuento de fantasía donde había bonitos finales.

Fueron muchas las noches en que me despertaba por alguna pesadilla. Era entonces cuando la puerta chirriaba a medio abrir, y de ahí, se asomaba la sombra de mi papá en la oscuridad. Algunas veces, cuando el miedo era tanto, lo sentía en mi cama, acariciándome el cabello.

Por eso siempre me sentía realmente protegida.

Tiempo después, papá cumplió años y le hice un dibujo de él, cuidándome los sueños.

─¡Feliz cumpleaños, papi! ─le decía mientras le daba un besito en el cachete─. Gracias por cuidar mis sueños todas las noches. Tú sabes que aún no logro acostumbrarme a dormir sola... pero siempre que te asomas, me llenas de valor. Y por eso te quiero…

─Hija, pero... ─me empezó a decir, parecía como si estuviera confundido─, yo nunca me he despertado de noche para verte dormir...

Mi papá me dijo que seguro eran ilusiones mías,

que durmiera en paz,

porque no era nada de qué preocuparse...


No he podido dormir desde hace 4 horas, porque desde la puerta, un hombre me vigila... y en estos momentos se está acercando a mí.

Tal parece que la literatura de terror para niños es mal vista, pues podría ocasionar traumas o miedos a la oscuridad, hacernos esconder nuestros pies bajo las sábanas o dormir con nuestros padres. Pero acaso, ¿el terror cuando niños, no nos causaba, de cierto modo, un placer?

La literatura infantil de terror es un género muy poco escrito. La mayorías de los escritores de terror tienden a trabajarlos desde los jóvenes hasta personas mayores. Ubicando a la literatura infantil de terror, como un género de minorías.

Que un niño lea literatura infantil de terror no es un tema para ocultar. En cambio, sentir miedo es completamente normal y humano, además que mientras leemos éste género canalizamos otros aspectos que nos ayudarían en nuestra vida diaria, como aprender a superar nuestros propios miedos.

Porque después de todo, para ser valiente hay que conocer el miedo.

Y tú, ¿les leerías los cuentos de los Hermanos Grimm a tus hijos? Podría ser muy interesante...

"La maravillosa riqueza de la experiencia humana perdería parte de su gratificante alegría si no fuera por las limitaciones que debemos vencer. La cima no sería ni la mitad de maravillosa si no hubiésemos cruzado antes los valles oscuros".

(HELEN KELLER)


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