El amor de una madre

La orca lleva su estigma grabado en el nombre: la ballena asesina. Un animal tan astuto e impío a la hora de matar a sus presas, de una forma tan sangrienta y fría, que el imaginario colectivo le ha colocado dentro del grupo de los villanos y perversos. Sin embargo, estos días ha dado la vuelta al mundo la imagen de un ejemplar que ha sido capaz de arrastrar a su cría muerta durante 17 días antes de enterrarla en el mar. Fotos y vídeos que nos presentan la dimensión emocional y casi humana de esta especie de mamífero.

Captura de pantalla 2018-08-28 a las 9.22.25.png

Una historia protagonizada por una madre de veinte años, denominada Tahlequah o J35 por un equipo de biólogos del Centro de Investigaciones de Ballenas de Estados Unidos CWR, que fue capaz de mantener a flote su bebé durante los 17 días que duró una travesía de más de 1.600 kilómetros en los que veló su cadáver por las aguas del océano Pacífico, en Canadá. Los especialistas que han hecho el seguimiento de este caso se han sorprendido del tiempo récord que a esta orca le ha costado despedirse de su criatura, ya que el duelo que suelen guardar es de hasta una semana como mucho.

Sin embargo, en este episodio la ballena cargó con su hija y la empujó permanentemente para que no se hundiera durante todo este tiempo. Algo que ha preocupado a los científicos desde que se la observaron por vez primera el pasado 24 de julio en las costas de Victoria, presumiblemente tras el parto, hasta que la entregó a las profundidades del mar de Salish, cerca de EEUU.

Captura de pantalla 2018-08-28 a las 9.29.06.png

Una despedida conmovedora no exenta de un ritual, avistado por un habitante de la isla de San Juan, que realizaron un grupo de seis orcas hembras cuando rodearon a la madre y su cría en un armonioso círculo alrededor de dos horas. Aunque no se sabe en qué momento fue el entierro. Finalmente, Tahlequah fue avistada el 11 de agosto en buen estado de salud y sin su vástago pescando salmones en el Estrecho de Haro, frente a Vancouver.

Se trata de un episodio que muestra el fuerte vínculo que une a las madres con sus hijos, que se traduce en un largo duelo. Pero no es algo exclusivo de las ballenas, también se produce entre delfines, elefantes y algunos primates, que tienen ceremoniales propios para despedirse de sus parejas y crías durante días, semanas o meses.

Sin embargo, también delata el grave problema de extinción que sufren las orcas en las costas tanto canadienses como estadounidenses, ya que se ha reducido drásticamente su principal fuente de alimentación: el salmón real. Según los datos del CWR, la viabilidad de las recién nacidas se ha reducido estrepitosamente un 75% en los últimos 20 años. De hecho, en el caso de J35 era su segundo ballenato fallecido. Y es que las orcas embarazadas en dicha zona no han conseguido mantener su descendencia en los últimos tres años, lo que preocupa a la comunidad científica, ya que podrían desaparecer.

Captura de pantalla 2018-08-28 a las 9.35.18.png

En la actualidad se calculan cerca de 50.000 ejemplares en todo el mundo. Ballenas que fascinan a los especialistas por su modo gregario de vida. Manadas de una veintena, constituidas en clanes que giran alrededor de las hembras ancianas y que sacan adelante la prole con un privilegiado sistema comunicativo y un estudiado comportamiento social.

En resumen, J35 ha conmovido a millones de personas y, aunque no debemos antropomorfizar gestos animales, nos ha enseñado otra dimensión de las orcas. Como ha señalado la periodista y especialista marina, Susan Casey, en el New York Times, “al igual que nosotros, las orcas son individuos conscientes de sí mismos, con habilidades cognitivas… La idea de que Tahlequah está en duelo por la muerte de su cría no es una proyección sentimental. La ciencia lo respalda con firmeza.”

Según esta escritora las orcas viven en comunidades de hasta cuatro generaciones lideradas por las más ancianas. Un sistema matriarcal gracias a su longevidad, superior a los cien años, donde se trasmite el conocimiento para sobrevivir apoyado en la experiencia. Así bisabuelas, abuelas y madres comparten su sabiduría para parir, criar, navegar, cazar, etc.

Con un cerebro más grande que el nuestro, su lóbulo frontal y corteza insular están más desarrollados. Además, cuentan con neuronas “Von Economo” vinculadas a la comunicación, empatía, intuición e inteligencia social, lo que explicaría su gestión de las emociones sociales y la conciencia, afirma Casey.

De manera que las orcas no solo son inteligentes sino que pueden sentir emociones, lo que nos conmueve y nos invita a reflexionar en la conexión que hay entre estos cetáceos y el ser humano, ambos mamíferos. Una vez más, la naturaleza vuelve a darnos una lección y demostrar no solo su grandeza sino su misterio.

Fuente imagen
Fuente Imagen 2

Fuentes:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-45168497

https://www.nytimes.com/es/2018/08/08/orca-cria-muerta-tahlequah/

https://tn.com.ar/internacional/termino-el-duelo-de-la-orca-que-nado-con-su-cria-muerta-durante-17-dias_889631

https://tn.com.ar/internacional/con-el-corazon-roto-una-orca-lleva-siete-dias-nadando-con-su-bebe-muerto_886719

https://www.clarin.com/sociedad/duelo-orca-cria-explica-ciencia_0_ByktMzJ8X.html

http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2018/08/14/5b717b96e5fdeacb398b45a9.htm

https://elpais.com/elpais/2018/08/14/mundo_animal/1534238715_810748.html

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now