Parece ser que tanto el dinero como un título universitario te pueden dar mucho éxito, sin embargo, las circunstancias de nuestra vida pueden cambiar en un instante. Nadie es mejor que nadie. Al final todos somos iguales, por eso preguntémonos : ¿Para qué sirve la arrogancia? ¿para qué sirve el orgullo? ¿para qué el apego a los bienes materiales, o incluso para qué arriesgar nuestras vidas por proteger eso?.
Todo lo que tenemos es el día a día para que lo vivamos con amor y disfrutemos al máximo, siendo equilibrados, haciendo el bien, ofreciendo nuestra alegría a la sociedad. Debemos dejar de crear problemas, y evitar los riesgos que puedan ocasionar consecuencias fatales como la pérdida de nuestras vidas. Como en el juego del ajedrez, al final, tanto el rey como el peón se guardan en una misma caja. Nacemos sin traer nada y morimos sin llevarnos nada.
Lo más triste es que a veces peleamos en el intérvalo de nuestras vidas por lo que no trajimos, por lo que no hemos conseguido y queremos conseguir, y por lo que no nos llevaremos. Pensemos más en eso. Recordemos amar más, abrir nuestro corazón al perdón, y sobre todo, que la felicidad no depende de todos los bienes materiales que podamos tener. Entonces, ¿de qué puede depender la felicidad? En el siguiente post se hablará...