Pedagogía y docencia. Inadaptación en niños y adolescentes

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Entre las manifestaciones de inadaptación en el periodo evolutivo, recuerdo y saco de mis apuntes de la carrera, algunos puntos que no por ser de mis estudios antiguos dejan de tener vigencia en la actualidad y quizá le sea útil a los maestros que lean estos posts míos. Así la enúresis que es un trastorno funcional que provoca el desahogo involuntario de la vejiga. Aun habiendo casos de enúresis diurna, es más frecuenta la nocturna. Se distingue una enúresis primaria, aproximadamente el 75% de los casos, que consiste en la presencia del fenómeno desde el nacimiento, y una enúresis secundaria, que es la que se presenta después de un periodo más o menos largo de control normal. En pocos casos puede atribuirse a factores somáticos, ya que la enúresis generalmente se debe a factores psíquicos Algunas veces se debe atribuir a falta de preocupación por parte de la madre, descuidando el aprendizaje de la limpieza de su hijo. Esto tuve que tenerlo en cuenta para la educación en los primeros pueblos abandonados de la mano de Dios y que sólo la maestra era la que podía preservar la higiene elemental dando los consejos oportunos a las madres de algunos de mis alumnos.
Desde un punto de vista psicodinámico la enúresis es la expresión de un trastornos de la personalidad debida a conflictos emotivos. La inmadurez afectiva, la necesidad de afecto, la hostilidad hacia el ambiente son notas que se evidencian en el estudio de la personalidad del niño o niña euréticos.
Teóricamente y por pura estadística, donde más abundan estas patologías es en huérfanos o en niños criados en instituciones, que por aquel entonces, cuando yo estudiaba, abundaban en los llamados hospicios de beneficencia, que aunque estaban regentados por monjas de instituciones religiosas carecían do lo principal que era el amor de madre biológica a pesar de que aquellas monjas, sobre todo de la institución “Monjas de la caridad” por puro altruismo y espíritu religioso atendían a los niños y niñas huérfanos en sus hospicios con el mayor esmero y haciendo lo que mejor podían.
Para tratar la unéresis, y en este sentido tuve que aconsejar a algunos padres durante mi carrera docente, con sólo mis medios y mis estudios: por supuesto decirles que nunca castigaran o riñeran como observaba que algunos padres lo hacían. En todo caso todo lo contrario, aumentar si fuera el caso el aumento de signos de cariño y dedicación porque los castigos o incluso la indiferencia causan siempre un sentimiento de inferioridad que no solo no corrige sino que aumenta el trastorno.

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