Cuentos para asustarte: Concurso de relatos inspirados en mitos y leyendas latinomericanas-¿Quién era el espanto?

Escribí este cuento para participar en el concurso
Cuentos para asustarte de @Marlyncabrera.
El primero de la la nueva ronda de concursos de de las hermanas Cabrera.



Fuente-Archivo wikipedia

Leyenda: La isla de las muñecas
Existe al sur de Ciudad de México, ubicado en los canales de Xochimilco un lugar llamado La isla de las muñecas.
Dice la leyenda que las muñecas ayudaban a Julián Santana Barrera a ahuyentar al espíritu de una chica que había muerto ahogada y que rondaba por el lugar. Años más tarde Julián murió víctima de un infarto en el mismo lugar.

¿Quién era el espanto?

A Julián nadie le creía, lo daban por loco cuando contaba acerca del espíritu de aquella chica que se le aparecía en el canal, un día lo arrastró del cabello con una fuerza sobrehumana y lo hundió con ella bajo las aguas. Mientras él sentía que le arrebataba la vida ella le hizo jurar que a cambio de esta él debía regalarle una muñeca cada día y dejarla cerca de su casa a orillas del canal.

Julián los primeros días se acercaba a los sitios donde las niñas jugaban y las distraía para llevarse sus muñecas. Con el tiempo el asunto se fue poniendo cada vez más difícil. Un día comprobó que la sirena, como él la llamaba, no se quejaba si las muñecas estaban rotas o si eran feas así que tuvo que escarbar hasta en la basura, allí donde botaban a las muñecas sin alma que las niñas rechazaban.

El hombre siempre había vivido solo pero después de aquello las pocas personas que lo trataban se alejaron del lugar, era espeluznante ver muñecas sin cabeza, quemadas, sin ojos, sin extremidades y sucias, ocupando cada rincón.


Pasado algún tiempo se comenzó a correr la voz de la extraña actitud de Julián y la gente del pueblo trató de convencerlo de abandonar el lugar pero ningún esfuerzo fue suficiente.
Las muñecas cubrían los árboles cercanos y él se dedicó a cruzar cuerdas entre ellos para colgarlas, parecían seres ahorcados retorciéndose en sus últimos suspiros.
Un día Julián se sintió enfermo y no pudo cruzar el canal, entonces se le ocurrió cambiar unas cuantas muñecas de lugar para confundir a la sirena.

Fuente de la imagen-Wikimedia


Esa noche se desató una gran tormenta, las muñecas aullaban de terror y él temblaba asustado cuando la vio. La sirena estaba frente a la entrada de la cabaña.

Fuente-Pixabay

Lo miraba enfurecida con los ojos encendidos en sus cuencas oscuras, sus dedos arrugados lo señalaban acusándolo y exigiéndole su muñeca. Nuevamente lo arrastróhasta el canal y se sumergió con él. Esta vez lo retuvo por horas haciéndolo sufrir en el fondo oscuro y turbio de tanto fango acumulado. Julián sentía asco y le provocaba toser pero ella le gritaba que hiciera silencio. Lo sentó en una roca que parecía un trono, y le puso un vestido de reina. Jugó con él hasta el amanecer y cuando se cansó le ordenó que se fuera, que volviera a la cabaña y que no la engañara nunca más.

Despertó con medio cuerpo en el barro y la otra mitad en el agua, temblaba de frío y tenía la piel ardiendo de fiebre. Llegó como pudo a la choza y a su paso las muñecas que tenían ojos lo observaban, las que tenían boca le gritaban que les sacara las arañas que habitaban en sus cavidades. Cada una le reclamaba algo, se habían vuelto exigentes y macabras.


Fuente-Wikimedia

Días más tarde al fin pudo levantarse de la cama, se sentía temeroso, hambriento y muy débil. Se dio cuenta de que en la orilla del canal se habían acumulado algunas canoas y se acercó lentamente, arrastrando los pies a ver qué pasaba. Vio que unos hombres cargaban grandes paquetes y que se dirigían hacia donde él estaba. Julián los miró interrogante pero pasaron a su lado y sencillamente lo ignoraron. Comenzaron a sacar muñecas de los paquetes y las colgaban de todas partes, parecían multiplicarse; primero cientos, luego miles. Invadían hasta los espacios más ocultos, los agujeros de los troncos de los árboles, el techo de palma de la cabaña, a cualquier lugar que mirara había más y más muñecas. Todos lo ignoraban, menos ellas que parecían burlarse de su desesperación.

En ese momento la vio salir de la barraca, hermosa y radiante dirigiéndose a los chicos de la canoa. Cuando terminaron el trabajo ella les dijo que se fueran pronto, antes de que cayera la tarde, pues el espanto de Julián les podía aparecer y solía aullar muy feo.

Fuente de sonidos

Bases de concurso¡Anímate a participar!

ola.jpg

card.jpg
Síguenos en Discord

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now
Logo
Center